Hoy toca una reseña difícil, la de la estupenda obra de
Saramago,
El año de la muerte de Ricardo Reis.
Y es difícil, al menos en mi caso, por la certeza de la incapacidad de
estar a la altura de tan magnífica obra. Con humildad emprendo la
tarea...
Considero que lo primero que debe ser analizado es el porqué de este título. ¿Quién es
Ricardo Reis? Y solo podremos llegar a conocer a
Reis conociendo un poco a
Fernando Pessoa, al gran
Fernando Pessoa.
Fernando Pessoa
está considerado como el mayor poeta del siglo XX en lengua portuguesa.
Su vida profesional se vio ligada al periodismo y tuvo una discreta
vida pública. A su muerte se descubrió toda su
vasta creación poética y llegó el reconocimiento. Dio rienda suelta
Pessoa a su gran creatividad componiendo bajo diversos
heterónimos
y también con su propio nombre. Cada uno de sus heterónimos poseían
personalidades diversas y estilos muy dispares. Uno de estos
heterónimos, quizá uno de los más conocidos, es
Ricardo Reis.
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Café A Brazileira, en Chiado (Lisboa) |
Y
Saramago en
El año de la muerte de Ricardo Reis hace posible lo imposible. Un par de días después de desembarcar de su viaje desde Brasil y alojarse en el
Hotel Bragança, "lugar neutro, sin compromiso, de tránsito y vida en suspenso",
Ricardo Reis visita la tumba de Pessoa, que acaba de fallecer. Poco
después, es Pessoa quien le devuelve la visita en su hotel:
Reis y Pessoa, el fantasma de Pessoa, se encuentran, es decir, Ricardo Reis sobrevive a su propio creador. Y se producirán otros encuentros ocasionales.
"Se miran ambos con simpatía, se ve que están contentos por haberse reencontrado después de larga ausencia(...)"
Pero
Saramago
va mucho más allá y con este pretexto construye una novela sublime, en
la que la realidad económica y política de Portugal y de Europa, nos
encontramos en los años 1935-1936 con el
nazismo y otros regimenes dictatoriales
erigiéndose como los grandes salvadores, aparece descrita de modo
magistral. Portugal se encuentra en ese momento bajo la dictadura de
Oliveiro Salazar.
"Ya
iba venciendo los peldaños exteriores del hotel cuando comprendió, por
estos pensamientos, que estaba muy cansado, era lo que sentía, una
fatiga enorme, un sueño del alma, un desespero, si sabemos con bastante
suficiencia lo que eso es para pronunciar la palabra y entenderla."
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Fernando Pessoa (1888-1935) |
Pero nos encontramos también con historias de amor, el que Ricardo Reis siente por
Lidia, limpiadora del hotel en el que se aloja, y por
Marcenda, que viene a Lisboa para buscar cura a la parálisis que sufre su brazo izquierdo. Y nos encontramos paseando con Reis en una
Lisboa fría, húmeda, sombría, melancólica, decadente,
con los pobres rogando por algo que llevarse a la boca. Esta es la
Lisboa que Ricardo se encuentra a su llegada de su exilio en
Brasil.
"Ricardo Reis subió la cuesta de la Calçada dos Caetanos,
desde allí podía apreciar la reunión casi a vuelo de pájaro, si el
pájaro volara bajo, más de mil, el policía había calculado bien, tierra
riquísima en pobres, Dios quiera que no se extinga nunca la caridad para
que no se acabe la pobreza, esta gente de chal y pana, de calzones
remendados, de camisa de algodón con fondillo de otro paño, de
alpargatas, tantos descalzos y, siendo los colores tan diversos, todos
juntos forman una masa parda, negra, de lodo maloliente, como el limo
del Muelle de Sodré."
Del estilo de
Saramago poco puedo yo añadir. Es
una forma de narrar hipnótica,
con un vocabulario rico y preciso, que hilvana cada palabra con
maestría, de tal modo que el lector va siguiendo el rastro de belleza y
lirismo que deja, sin saber a veces a dónde le lleva. Pero lo importante
aquí es el camino que se recorre.
"También
en el interior del cuerpo la tiniebla es profunda, y pese a todo la
sangre llega al corazón, el cerebro es ciego y puede ver, es sordo y
oye, no tiene manos y alcanza, el hombre, claro está, es el laberinto de
sí mismo."
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José Saramago (1922-2010) |
Además hace Saramago
en esta obra numerosos guiños a la poesía de Pessoa: en la elección de
nombres, Lidia, en la elaboración de algunos párrafos, diálogos, que no
son sino adaptaciones de estrofas de varios poemas,... Rinde Saramago su
personal homenaje a Pessoa, al que admiraba profundamente.
"(...)
lloramos al hombre que la muerte nos lleva, y con él la pérdida del
prodigio de su convivencia y la gracia de su presencia humana, sólo al
hombre, es duro decirlo, pues a su espíritu y a su poder creador, a ésos
les dio el destino una extraña hermosura inmortal, lo que queda es el
genio de Fernando Pessoa."
Y el genio de José Saramago, hay que añadir. Porque El año de la muerte de Ricardo Reis,
una obra profunda que llega a todos los rincones del alma, es el
resultado del buen hacer de un genio. Un libro inmortal e inolvidable.
Imprescindible.
"Es que la gente nunca se da cuenta de que quien acaba una cosa nunca
es aquel que la empezó aunque ambos tengan nombre igual, que es sólo
eso lo que se mantiene constante, nada más."