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2 de mayo de 2014

Nada. Carmen Laforet.



Me encanta este libro. Ya lo había leído hace muchos años, pero "nada" ha sido igual en su relectura. Os contaré cómo ocurrió: esta semana santa, en un mercadillo de segunda mano, lo vi en edición de bolsillo al precio de un euro, me miró y me sonrió. Estaba forrado y con un nombre en su margen derecho: "Adrián Guerro. 1º bach. A. nº 14". Entonces me asaltó una duda tremenda: ¿los estudiantes de Bachillerato leen este libro?

Me acordaba de que en él se retrataba una sociedad de postguerra, en 1939, sumida en la miseria en oposición de una sociedad, supuestamente más afin al régimen, en la que Andrea, la protagonista, no encajaba, y que también  había un matrimonio en el que el hombre pegaba continuamente a su mujer. Lo he leído ávidamente devorando sus páginas como si fuera la primera vez que lo leía. El personaje principal, Andrea, es una chica de dieciocho años que acude a la Universidad de Barcelona llegada desde un pueblo. Tenía todas sus esperanzas en salir de su círculo pequeño en el que dominaba su prima, pero en Barcelona, en casa de sus familiares se teje una historia de desesperanza y ambiente sombrío que la enredan en un círculo aún más pequeño.

Allí está su abuela, una mujer menuda que vela por sus dos hijos, Juan y Román. El primero de carácter agresivo, desequilibrado y violento, el segundo un hombre que podría haber hecho una buena carrera musical pero que vive atenazado por la envidia y el odio hacia su hermano y su mujer. Gloria, la mujer de Juan, es un personaje que no se revela ante el maltrato de su marido, que lo ama hasta el punto de arriesgar su vida por unos cuantos duros con los que poder alimentar a su hijo pequeño.

En la primera parte del libro, Andrea, vivirá dominada por Angustias, una tía suya de carácter recto, autoritaria y moral rígida. Cuando esta se marcha encuentra la luz en unas nuevas amistades de la Universidad que reflejan la alta sociedad de Barcelona, la de los vencedores, la de los bailes y la del opulencia en contraste con la miseria de la casa de la calle Aribau donde vive Andrea. Ena es su mejor amiga y muchas de las páginas de la novela giran alrededor de esta amistad, con sus decepciones, con la exaltación de los valores, con sus vergüenzas, sus secretos y finalmente prevalece lo mejor de las dos mujeres.

En la última parte se desvela el significado de la palabra: nada. "De la casa de la calle Aribau no me llevaba nada". ¿Hasta dónde puede una persona sentir un desapego total con su familia y creer que su vida carece de sentido cuando se encuentra entre ellos? La siguiente frase a la anterior: "Al menos así lo creia yo, entonces", nos abre a la idea de que quien narra es una persona distinta a la Andrea que vivió aquellos acontecimientos en plena catarsis de una juventud que le estaba siendo usurpada.

Entre medias, el lector quedará atrapado por Andrea, y saltará las páginas de una en una temiendo pasarse algún párrafo que Carmen Laforet borda como si estuviera escribiendo con una prosa casi lírica en la que las descripciones de los ambientes están perfectamente armonizadas con las acciones de los personajes. Equilibrio perfecto, para mi gusto.

Carmen Laforet obtuvo el premio Nadal en 1944 (la primera mujer), fue alabada por la crítica del momento por desempolvar una sociedad sin idealizar el régimen, por descubrir a los lectores algo que ya conocían: una sociedad pobre, triste y desorientada tras los tres años de guerra civil, y por todo ello fue incluída en la corriente de aquel momento denominada "existencialismo", y fue recomendada entre las cien mejores novelas en español del siglo XX.

Al finalizar esta reseña, sigo preguntándome ¿qué puede encontrar de interesante un estudiante de bachillerato actual en esta novela? Es claro que es difícil que se identifique con la necesidad y con la pobreza de Andrea representada en sus vivencias en los espacios claustrofóbicos de la vivienda en la calle Aribau de Barcelona; puede que donde resida el eje conductor es en su romanticismo, en sus ansias de libertad —vertebradas en los espacios de una ciudad que ella la toma con curiosidad y con ansias de vivir su propia vida— y en la angustia que produce el traspasar las puertas hacia el mundo de los adultos. En cualquiera de los casos, si un estudiante de bachillerato se acercara a este lugar, me encantaría leer su impresión de este libro que para mi, es ...eterno.

10 comentarios:

  1. Lo leí hace años y me gustó mucho, tengo ganas de releerlo

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  2. Has despertado en mí el deseo de una segunda lectura. Saludos desde mi mejana

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  3. Personalmente me sentí decepcionada con la historia. Me pareció llena de reproches y visiones parciales (las de una persona muy joven poco feliz con la vida). Esperaba algo más cercano a esos terribles años y se acercó más para mi al diario de una jovencita caprichosa.
    Un saludo.

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  4. Leí este libro hace mucho y precisamente esas últimas sensaciones que comentas (las ansias de libertad, el paso a la vida adulta) es lo que aún hoy recuerdo todavía. Una relectura no me vendría mal (me has metido en ganas)

    Saludos!

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  5. ¡Qué maravilla de libro! Me encantó las dos veces que lo leí. Recuerdo que la primera vez que visité Barcelona me fui derechita a dar un paseo por Aribau...
    Nunca lo he mandado leer en el instituto pero tengo compañeros que sí lo han hecho y suele dar buenos resultados: supongo que a pesar del tiempo pasado conectan con las sensaciones de Andrea.
    Abrazo!

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  6. Leí este libro de muy pequeño.
    Creo que llegó a casa a través del Círculo de Lectores.
    Lo leí a destiempo...

    Saludos.

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  7. Lo leí hace bastante y me gustó! Creo que no me importaría volver a leerlo.
    Un abrazo

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  8. Un libro impresionante, como describe a los personajes, el ambiente, dicen que es autobiográfico en gran parte, me sorprendió mucho cuando lo leí y tengo ganas de releerlo. Estupenda reseña Laura.


    Abrazos

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  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  10. Muy buena y combicente critica. Buacaré el libro "NADA" DE CARMEN LAFORET y lo leeré.
    Un abrazo.

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