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31 de diciembre de 2016

Voces de madrugada

En Voces de Madrugada Jone Miren Asteinza utiliza un verbo fácil, espontáneo y convincente, lleno de metáforas asequibles y descripciones perfectas, para llevarnos a esos lugares pretéritos donde habitan el recuerdo y la nostalgia, el pasado aún es presente y el hoy es una copia del ayer en el que buscamos una respuesta que no termina de llegar, según se deduce de unas frases aleatorias que entresacamos de sus propios relatos.

Las cuatro partes diferenciadas en las que la autora ha dividido su libro nos traen historias verosímiles, sencillas y creíbles, a pesar de la imaginación de la que hace gala en todos sus relatos y de estar inmersos éstos en la ficción.

Para adquirir el libro pinchad en la imagen

En Voces de otros tiempos, la primera parte, nos muestra el desnudo adolescente de su ecografía interior con sabor a moras y olor a trópico, mezclados con los efluvios de la leña, el musgo, la tierra mojada y el dulce rumor de la hojarasca. Todo hace que se abran nuestras compuertas para que, a partir de ahora, entren sus letras en el jardín de nuestra memoria.

En Voces lejanas, la segunda parte,  todo desprende un tinte más otoñal, "esa época en que se dibujan caracolas en la luna, en la que es tan pobre el presente que hay que endeudarse soñando" con historias de traiciones insospechadas, venganzas amargas, distorsiones de la realidad  y un maravilloso relato titulado Ojos de hielo.

En la tercera parte, Voces cercanas, la sonoridad de los argumentos de sus narraciones nos deslumbra con brotes de erotismo, sorpresa y humor. Tan cercanas son sus voces que todas las historias están relatadas en primera persona, aunque en Un pijama frío utilice la segunda para referirse a esa misma primera persona. Y un cuento con verdadero empaque: Recuerdos rotos.

Finaliza con Microvoces y, en esta última parte, nos muestra la delicia de diecisiete microrrelatos. Con la brevedad requerida, alguno de tan sólo línea y media. No sabría con cual quedarme. Su corta extensión invita a no relegar ninguno.

Es cierto que los relatos cortos incitan a una segunda lectura. A mí me ha ocurrido con el libro entero y lo he leído dos veces casi seguidas para degustar todos sus matices. Aunque la totalidad de las narraciones dejan un bouquet agradable, redondo, siempre hay alguna que sacia más las apetencias del lector. Por particularizar, ya que cada cual tiene sus gustos, destacaría, respectivamente en cada una de las partes en que se divide la obra, los siguientes: Sabor a moras, Ojos de hielo, Recuerdos rotos y entre los microrrelatos quizás La búsqueda.

Luismi nos hizo esta foto a Miren y a mí

A pesar de no haber podido asistir a la presentación de Voces de Madrugada, como sí hice en Madrid con su primer libro La escritora y el enterrador y otros relatos, en un viaje reciente a Barcelona, tuve la oportunidad de pasar un par de horas muy agradables con Jone Miren Asteinza. Allí, acompañados de nuestros cónyuges, renovamos nuestra amistad y hablamos de proyectos y realizaciones. Durante esta charla, Miren me reveló el nuevo plan en el que está enfrascada. Como ella misma nos dice en el último relato de este su segundo libro, en estos momentos su vida está muy arraigada a la realidad, pero tiene pensado volver a la ficción en un futuro cercano. Así sea.


En la  entrada  "Voces de madrugada"  podéis leer un centón que sobre este libro,  ha escrito  Francisco Espada .

En la entrada "Voces de madrugada " Jone Miren Asteinza por Alena Collar     podéis leer otra reseña del libro 

17 de diciembre de 2016

El retrato de Irene de Alena Collar


Me ha durado  lunes y cuarto, eso significa que me ha gustado. Y mucho. Después de tu experimento metaliterario con el Chico de la chaqueta roja, que me gustó y me entretuvo (aunque ya sabes, la metaliteratura no es mi fuerte), encontrarme con Irene me ha sorprendido muy agradablemente. Creo que has madurado como escritora, que le has echado valor y muchas horas de trabajo, un trabajo minucioso, casi un encaje de bolillos muy bien tramado. El resultado de tanto trabajo es una historia que se va colando suavemente, te desliza con sencillez a través de muchas vidas, sentimientos, la convulsión de la guerra civil, el exilio, el golpe contra Allende, la vida, la Belleza (así, con mayúsculas, como debe ser). Me gustan los personajes, creíbles, redondos, bien trabajados. Manejas el diálogo con soltura, rápido cuando ha de serlo, como a cámara lenta en las confidencias. Los silencios. Me gusta la forma de contar, así como entre suspiros. Me gusta la historia y cómo está contada.
Por ponerte “peros”, ahí van dos: Hay cosas, sucesos del pasado, que se intuyen demasiado pronto (supongo que a propósito has ido tejiendo suavecito todos los hilos), aunque también, ya lo sabes, soy más de sorpresas. Y ese final … demasiado dulzón. Ya sé que la tentación de darles algo de esperanza a los personales es fuerte, pero es lo que menos me ha gustado.

Editorial  El baile del sol

Reseña hecha por Marisol Torres y que ha sido pubicada en el muro de ésta en Facebook, con cuyo permiso la traigo al blog




Alena Collar es periodista y profesora jubilada de Lengua y Literatura española.

Creadora y Directora de Alenarte Revista. Revista cultural y artística de formato digital.
Publica reseñas literaraias y artículos sobre literatura y arte en su blog personal : Bitácora de Alena 

Ha participado en distintos libros de autoría colectiva. Cuentos suyos han aparecido eb 2016 en distintos medios en formato digital.
Y ésta es su quinta novela.

28 de noviembre de 2016

Los gestos del mundo


La poesía que el lector descubre en "Los gestos del mundo" es de una sensibilidad a flor de piel, de esa misma "piel dormida" de la que Pilar Sastre Tarduchy nos habla en su poemario y donde existe un "yo poético" "que nos deja una huella diferente."

Como esas huellas que deja el arte plástico en sus admiradores, porque ¿quién no se ha quedado absorto alguna vez, al abandonar su mirada en la piel dormida de la Mona Lisa? ¿fué consciente Da Vinci de la huella que dejaría en nosotros ésa piel tan cuidada de su Gioconda a pesar de los  surcos geométricos con que la viste el lienzo que hoy observamos?

En la lectura de Los gestos del mundo, descubro en su autora a una directora de escena creando arte a través de sus versos, a los que dota de piel. Piel de Gioconda. Piel que nos mira de frente. Piel sin miedo. Piel que respira y duerme. Piel que sufre de tiempo y piel que porta huellas.

Leer este poemario, es respirar los versos que en él fluyen como "mariposas de cristal". Llenando al lector (incluso al más frío de ellos. Si cabe la frialdad en algún lector de poesía), de emociones a través del rico y cercano lirismo que como una bella pintura se refleja en cada poema.

"Los gestos del mundo" son puertas abiertas divididas en tres capítulos, donde el lector puede adentrarse y respirar cada una de sus huellas; Puerta Esperanza/Puerta Circunstancial/Puerta Dolor de Aprendizaje.


-Puerta Esperanza-
VIII 

No quiero llorar, pero la pena
se asienta en el esternón,
segunda columna vertebral.

Parece un andamio
                            con herrajes y cemento.
(...)
.../\...
-Puerta Circunstancial-
IX

Tus alas son cercenadas
por vientos de otro lugar,
y tú, solo quisiste
unificar mundos.
.../\...

-Puerta Dolor de Aprendizaje-
II

Pintas y rasgas la triste cebolla
sobre la piel de mi voz.
(...)
Arrastra el dolor del olvido.
No tengo tu abecedario.

.../\...

Pilar Sastre Tarduchy es Licenciada en Piscología energética y directora de El Búho Búcaro "Poesía y danza Española".

Su  poética está incluida en la XXV selección de Voces Nuevas (Torremozas-2012).

Ha publicado su poemas en diversas revistas y es recogida en múltiples antologías.

Pilar, con su deber de poeta, presta su voz a las causas que la necesitan y participa en diversos encuentros, recitales y antologías solidarias.

Los gestos del Mundo es su cuarto poemarío publicado en la línea "La Noctámbula" de Ediciones Torremozas (2015).

NOTA.- Los gestos del mundo puede adquirirse en librerías y a través de este enlace de la web de Ediciones TORREMOZAS

20 de noviembre de 2016

El año sin verano, Carlos del Amor

"Es terrible comprobar cómo se apagan las personas y los lugares que formaban parte del paisaje de sus vidas".
Hoy le toca el turno a una novela en la que se juega con la ficción y la realidad; donde la literatura está dentro de la literatura. Terminé de leerlo a finales de agosto y, desgraciadamente, no escribí esta entrada en su momento por lo que sé que hay cosas que me gustaría haber dicho entonces que no recordaré ahora. Así que haré un esfuerzo, aun a sabiendas de que tengo que vérmelas con esta memoria mía...
Un narrador protagonista que, aprovechando el hallazgo de todas las llaves del edificio y la ausencia de sus propietarios durante agosto, se cuela en las casas de sus vecinos y fisgonea en sus cosas. Así es como descubre una historia de amor, la de Simón y Ana, que parece resistir al tiempo. ¿O solo lo parece? Un escritor que se queda en un Madrid desierto para terminar de escribir su novela. 
Una narración en la que tiene gran importancia este cuadro:
"Los tres viajeros aéreos favoritos", John-Francis Rigaud (Museo del Prado)
y que invita a pasear por este parque madrileño (que, por cierto, no conozco). 
Quinta de la Fuente del Berro
Me ha gustado esta novela cuyo título hace referencia a un año anómalo de bajas temperaturas estivales (el de 1816) que provocaron que un grupo de escritores se reuniera en la Villa Diodati y creasen historias de terror. Sí: fue el nacimiento de Frankenstein.
Una novela, en resumen, entretenida y (también) sorprendente.

13 de noviembre de 2016

Este atronador silencio de los pájaros

"Este atronador silencio de los pájaros", es el último poemario de Ana Montojo. Publicado en la primavera de 2016 por la Editorial Lastura, pasó a mis manos en la Feria del Libro de Rivas, donde coincidí con la poeta recién estrenado su libro.

A Montojo, hay que leerla despacio, saboreando palabra a palabra sus versos, hasta llegar al final de cada poema. Luego, hay que detenerse a analizar la razón del por qué hemos sentido un pálpito al leerla.

Quizá, sea por esa objetivación en la poesía de Montojo, que nos hace sentir el revés (éso que escondemos y no dejamos que flote a la superficie) de una rutina en la que no nos gusta pensar. 

No nos gusta pensar hasta que leemos a Ana y pareciera que ella es quien vive en nuestra casa, que ella es quien habita nuestro yo más íntimo y personal, que se ha adueñado de nuestros sentimientos profundos y les ha dado vida para mostrárnoslos sin florituras ni adjetivos que maquillen la realidad que nos rodea.

"En la calle me lleva un viento gélido
con ráfagas de lluvia desabrida;
de píe, junto a la puerta del mercado
está ese chico negro
que siempre me desea buenos días;
creo que no ha dormido 
en una cama cálida
ni ha tomado café ni ha disfrutado
de una ducha caliente"

.../...

"En esta noche el aire
trae cierto olor a muerte
a pesar de que el perro
corretea delante de mis pasos
tan feliz de ser perro,
olisqueando el rastro de la vida,
de esa vida negada a los seres humanos
que cruzan la frontera de una indecente Europa
reptando por la tierra, esquivando cuchillos."

La poesía de esta autora, tiene la métrica del tiempo-vida, el acento de las emociones y el ritmo de lo cotidiano. No en vano, Ana sabe de técnicas para dirigir sus versos por el cauce por donde quiere que el lector transite y observe y haga reflexión sobre su aquí y ahora.

"La cocina se inunda con aromas
de café recien hecho y tostadas,
hay una sola taza para desayunar;
miro por la ventana
escuchando la radio, si pudiera
decirte lo que pienso de las cosas que pasan (...)"


Las emociones y los sentimientos van de la mano en la poesía de Montojo e igual leemos su rabia, que sentimos su nostalgia y hasta hacemos nuestras algunas de sus palabras más agridulces, con las que intenta y consigue, pinchar al lector hasta despertarle.

"La soledad se encierra
en un bucle sin fín,
en un raro viaje de ida y vuelta
a las contradicciones de uno mismo
y entonces es el brillo de la muerte
el faro que ilumina como una luna llena"

En este poemario, Ana Montojo se desnuda y nos muestra unas garras con las que desea rasgar el sabor amargo con que  se vive el desamor. 

"Porque así estamos hechos,
de éxitos y fracasos, victorias y derrotas,
ahora toca perder;
quizá no supe a tiempo que el amor
no era más que una guerra"

Pero no solo el desamor personal. Si no un desamor general que cubre esta humanidad de individuos solitarios en sociedades que se van creando a golpe de crisis, corrupción y desaliento.

"No me hables más del tiempo, que ya sé
que hace un calor impropio de estas fechas,
ni repitas de nuevo
las sandeces que dicen los políticos,
que ya me tienen harta.
(...)
Cállate, por favor, calla un momento,
deja las manos quietas y, por una puta vez,
mírame tres segundos a los ojos"

Hay poetas que cantan a lo divino y llenan de tópicos los libros. Ana Montojo es capaz de cantar en susurros y a la vez, se llena de contradicción como lo hiciera el poeta Angel González; a quien la autora nos recuerda por el uso que hace de un lenguaje coloquial y lleno de ironía para tratar temas íntimos y profundos.

Así, Montojo nos habla del amor "real" que vive cubierto de ausencias y silencios, tan auténtico que pocas parejas alguna vez enamoradas, no llegaron a sentirlo con el paso de los días.

"Nunca pude escribir sobre los besos
que murieron de tedio sin comerte la boca
ni sobre las palabras que se quedaron mudas
antes de hacerse voz en tus oídos.
(...)
Ni fui capaz jamás
de fracturar el hielo que envolvía tu espacio,
ese gélido muro de silencio,
en donde se estrellaba mi tristeza."

.../...

"No puedo echarte en cara que dejaras de amarme,
el amor no pregunta
cuándo debe morir o seguir vivo,
se marcha por sus pasos,
se diluye despacio, inexorable,
en la pura costumbre de vivir."

.../...

"Hay un amor casero y confortable
que no exige tributos ni renuncias,
que acompaña y ayuda
a acarrear la carga del pasado
y comparte las cosas importantes,
aquellas que convierten un mundo tan inhóspito
en un lugar vivible:
una luna de agosto, una guitarra,
un paseo a lo largo de algún río,
la espuma desbordando una cerveza,
un abrazo entre sueños
y un desayuno junto a la ventana
con el grato frescor que estrena el día."

Hay en la poesía de Ana Montojo,  unas enormes ganas de vivir con lo puesto sin dejar de saborear ni un minuto del día y sin renegar de lo vivido, sino creciendo a partir de ello y/o pese a ello. En sus versos, el lector siente ese deseo de la autora por aferrarse a la esperanza.

"Pero en algún lugar debe estar escondida
la mujer que yo era.
Solo espero encontrarla una de estas mañanas
en que entra el sol a chorros,
el aire es fresco y huele
a esperanza y a  pino."

.../...

"Resumiendo: 
cuando queda tan poco, he comprendido
-con pena he comprendido- que estar sola
es lo que más se acerca a la felicidad."


La obra de esta autora tan plural, abarca tanto poesía como narrativa y en toda ella, podemos encontrar una gran dosis de terapia que nos recuerda una famosa cita de Alejandra Pizarnik:

 ¨Se ha dicho que el poeta es el gran terapeuta. En ese sentido, el quehacer poético implicaría exorcizar,conjurar y, además, reparar. Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos¨


El lector de Ana Montojo, palpa su herida, siente sangrar su desgarro pero también se alimenta de versos reparadores con los que puede exorcizar a los monstruos que habitan su propio yo.

"Este atronador silencio de los pájaros", es el cuarto poemario de la autora, una escritora llena de matices orgánicos que fluyen por toda su obra en la que también, cuenta con una novela "Memoria secreta de un aniña bien",  Edit. Atlantis (2014).

Ana Montojo es una de las poetas españolas actuales más celebradas y requeridas en el entorno literario madrileño.

NOTA.-
Para aquellas personas interesadas en adquirir "Este atronador silencio de los pájaros", además de en librerías, pueden pedirlo sin gastos de envío en la web de la Editorial LASTURA

7 de noviembre de 2016

Caballo de fuego

                               



Autora: Florencia Bonelli: Nació el 5 de Mayo de 1971 en Córdoba Argentina, Estudió ciencias económicas en la Universidad Católica de Córdoba, trabajó de contadora pública  en Buenos Aires, durante cinco años. 1998 entusiasmada por la experiencia dedicándose a escribir al mismo tiempo que podía acompañar a su esposo donde lo mandaban por su trabajo, en Italia, Bélgica, Londres, y desde el 2004 residen en Argentina. 
En Abril del 2011 presentó su libro Caballo de fuego – Paris en la feria del libro de Buenos Aires, es el primero de una trilogía que se completa con Caballo de Fuego- Congo y Caballo de fuego- Gaza. 




COMENTARIO:   Me gustó la forma minuciosa que la autora describe el lenguaje, vestuario y actuaciones de los personajes, la novela se inicia en el aeropuerto de Buenos Aires Argentina, era el 31 de Diciembre de 1997. Eliah–Alsaud un hombre poderoso emparentado con la familia reinante de Arabia Saudí. Por un desperfecto en su avión le pidió a su futuro cuñado que trabaja en Air France que le consiga pasaje porque el día siguiente tiene que estar en Paris por una cita, suena el celular de Eliah es André informando que no hay sitio en primera y preguntando si quiere ejecutiva. En el aéreo puerto Matilde Martínez de 26 años nacida en 1971, esperaba a su padre Aldo Martínez Olasabal que le prometió venir a despedirse, Matilde viaja con su amiga Juana Folicuri, Aldo llega con Roy Blahester el marido separado que Matilde no quiere ver y se va divorciar, fue en el avión que Matilde conoce a Eliah, por una casualidad  Matilde y Juana tienen los asientos b6 y b7 y  Eliah el asiento a6. Esto fue motivo que se conocieran y surgiera la amistad y amor. Roy muy enamorado insiste con Matilde con la esperanza que no lo deje pero ella se va, pasa un tiempo, después de vivir el amor Matilde deja a Eliah, quien desesperado la busca sin comprender  el por qué, fue su amiga Juana que le cuenta la verdad. Esta novela no describe paisajes, los personajes están más interesados en hechos de guerras, armamentos y los inventos para fabricar materiales de destrucción. No es mi intención contar la novela sino dar una idea como la encontré.    

Reseña hecha por Nebedu y pubicada en su blog   " A mi manera" 


  

martes, 4 de octubre de 2016 2 A mi ma nera 



1 de noviembre de 2016

EL LUCERO DE LAS SOMBRAS




Solo cuando se tiene la necesidad, se ve la importancia dada a lo que la abastece y así, la escritora Purificación Claver nos introduce en su libro, El lucero de las sombras –TAU editores-.
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Una historia que arranca nadando alrededor de la palabra mula y continúa con el hundimiento de la fortaleza de un padre y de su familia entera. Con esta fuerza nos va llevando a flote un relato de la sonrisa e inocencia de la niñez del personaje central del libro, Isabel (hija de Rosario), una niña que juega con su muñeca de trapo y que muy pronto tiene que madurar y cuidar de su familia en un mundo rural, pobre y duro.
Isabel padecerá junto a su esposo, Luis y sus seis hijos, unos años de sequía, una guerra y una posguerra, y todo narrado con la sal de la tierra, sin salir de su humilde casa, ingeniándoselas como puede, incluso con el contrabando de pan y café, combatiendo el hambre y tanta necesidad.
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La escritora Purificación nos relata entre suspiros y dolores de los protagonistas en El lucero de las sombras, ni más ni menos, que las sencillas vidas de una familia en Extremadura, con apenas recursos y sin grandes herencias, pero honestos y trabajadores y orgullosos de vivir y morir en la tierra que les ve nacer.
Relata también, sus labores típicas en el campo y en el pueblo, el amoroso cuidado a sus animales porque les ayudan a ganarse el sustento, los usos y costumbres de una vida que ya nos parece muy lejana y, sobre todo, las ganas de prosperar en la vida y de vivir, vivir hasta entregar el cuerpo a la amada tierra.
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Un gran libro que no he podido dejar de leer desde que lo comenzara, pues como si de una labor de borde se tratara, comienzas con la primera puntada -página- y ya vas viendo el esbozo, su belleza de tonos en cada uno de los relatos entrañables y bien contados, y cuando quieres levantar la vista del bastidor -libro- los personajes se han adueñado del dibujo y tienes perfectamente rematada la labor, quedándote a la vista la satisfacción y la belleza.
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Mis felicitaciones, querida amiga Purificación Claver Garcia.

28 de octubre de 2016

Mujeres de la seda




Autora
Gail Tsukiyama, hija de padre japonés y madre china, nacida en San Francisco, vive en California dedicada a la enseñanza y su carrera literaria.




Comentario
Una novela que nos lleva a conocer China del siglo XX empieza en 1920 y termina en Diciembre de 1938, la obra nos da los cambios en 18 años, iniciamos el relato con las costumbres de un pueblo rural y finaliza con la huida a Hong Chong ante el avance de las tropas japonesas  y los soldados de Chiagn kaí Sheck controlando el avance comunista.


Un hogar se formaba valorando a los hijos hombres a las niñas las comprometían a los 16 años la entregaban a la familia del hijo si sufría no podía decir nada porque sería un deshonor para la familia, Pao Sung trata con dureza a su mujer que sufre callada como también será su hija Li, Pao Sung quería un hijo hombre que nunca tuvo, su mujer solo  tenía mujeres  3 murieron y solo quedo Li y Pei, un día Pao Sung decidió llevar a sus 2 hijas al pueblo para que el adivino ciego les diga su futuro  y él dijo que Li se casaría y que no veía claro el destino de Pei. El padre decidió casar a Li, y abandonar a Pei en una residencia que reciben niñas que trabajan en la vecina fábrica de seda. Desde ese momento será Pei el personaje principal sus vivencias nos llevarán a conocer como se selecciona los capullos y todo su proceso, en la fábrica hay ascensos con más sueldo.          
En la narración conoceremos la vida en China, con los acontecimientos que van formando a Pei las tormentas, los huracanes, la plaga de ratas, también Va conociendo amigas que la guían cuando recién llega y se encuentra triste porque no sabe el motivo que la abandono su padre. La Residencia cerca de la fábrica esta al cuidado de Tía Yi,  Moi es la cocinera, la tía Yi  la encontró durmiendo en  la calle y le ofreció techo y comida a cambio de su trabajo sin sueldo.
Pei con una amiga van a visitar a su familia, su padre no la reconoce al primer momento, su madre está  muy débil. Espero que con estos pocos datos tengan una idea no pretendo  seguir contando toda la obra que tiene mucho que aprender.  


Esta reseña ha sido hecha por Nelly Bernal ( Nebedu ) y ha sido pubicada en su blog "A mi manera"


21 de octubre de 2016

EL SOPLO DE LA VIDA EL POLVO DE LA TIERRA




Profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, la doctora Leonor Merino es filóloga, lingüista, traductora articulista y especialista en literatura magrebí.

Cuenta en su haber con numerosas publicaciones en los principales periódicos de tirada nacional y revistas literarias tanto del Mundo Occidental como del Árabe y es reconocida participante en congresos internacionales sobre literaturas magrebíes en lengua francesa y de lengua árabe. de las que ha traducido y prologado a los escritores Driss Chraïbi (dos obras), Tahar Bekri (una obra) y Rachid Boudjedra (dos obras).

Es autora de varios libros y ensayos en los que ha volcado su  un amplio estudio sobre autores literarios marroquíes que utilizan el idioma francés para desarrollar su obra. A algunos de ellos, les ha prologado y traducido al Castellano, como a los escritores Driss Chraibi, Tahar Bekri y Rachid Boudjedra.

En esta ocasión, el libro: “EL SOPLO DE LA VIDA EL POLVO DE LA TIERRA” que hoy presentamos, es un poemario en el que Leonor Merino comparte con nosotros un canto a la vida (sobre todo), y a veces, también a la muerte.


EL POEMARIO ha sido publicado por la editorial DIWAN MAIRYT esta primavera y presentado en la 75 edición de la Feria del Libro de Madrid (donde agotó la primera edición), así como en la I Feria del Libro Hispano Árabe de Madrid, donde ha sido presentado en su versión Castellano-Árabe.

LA POETA, hacedora de versos, nos sumerge con palabras como pétalos de amapola, en ése instante mismo en que la vida lo es todo y el lector, sorprendido y a la vez acariciado, se hace consciente de ello.

El POEMARIO está estructurado en 5 partes diferenciadas y a la vez  iguales por su núcleo latente de exaltación a la vida, a las que llama: “A la muerte” “Al amor” “Ascuas del día” “Figuras” y “Engarce de huellas”. 5 partes para un libro que se resume en un todo: “Amor-muerte” que solo puede demostrar que efectivamente, Leonor nos regala versos en un intento de que el lector analice el pasar de los días entre el soplo y el polvo:  

“Entre la vida y la muerte
–nos dice la autora-
frágil cristal
bruma sutil
donde el sueño teje su hilo
entre mentira y verdad”.

Con ésta fragilidad que nos da la VIDA, pretende Leonor con sus versos, hacernos sino amigos, sí cómplices de la MUERTE aceptándola como compañera de viaje hasta el último soplo, y nos dice en su poema:

“vivir aprender a morir
recordar tal entomólogo lo vivido
reinventarse la vida
a la sombra de la parca”.

Leonor convoca al lector, para que estudie sus recuerdos y y los moldee tanto como necesite hasta aceptar el nexo latente entre conceptos tan distantes y a la vez cercanos, como son vida y muerte.
  
Una vez, leí en una novela que: “a lo mejor, todo lo que nos ocurre en la vida no es más que una larga preparación para la muerte”.
En “El soplo de la vida, el polvo de la Tierra”, su autora, nos hace pensar en ése maridaje inseparable de ambos, donde no cabe ningún divorcio posible.

MUERTE Y VIDA deben caminar juntos a pesar de las diferencias que les presuponemos. Leonor, puede recordar al lector, cierta semejanza en la percepción de estos conceptos a lo manifestado por quien también fué poeta y escritor portugués, Fernando Pessoa, quien en su obra “el libro del desasosiego” nos legó esta cita: en lo que nace, tanto podemos sentir lo que nace, como pensar lo que ha de morir”.



LA POETA piensa. Piensa y ama en la misma dimensión de la elegancia de su porte. Ama y se recrea en el amor como el filósofo en el pensamiento, quizás el afán de nuestra poeta, para el estudio de la pluriculturalidad, hace que Leonor diseccione metafísicamente la palabra amor en un intento equitativo de reparto. Es en ése amor entregado al otro, donde Leonor ancla sus versos hasta que su propia sensibilidad por el dolor ajeno, estalla en ramillete de lágrimas vertidas en soledad. En la misma soledad con la que la autora descubre la herida ajena, y le canta:

 “No es amor que tras la muerte permanece  
sino la herida del amor”

Es en este capítulo dedicado al amor y a su herida, Leonor muestra la intimidad de su yo más filosófico y el lector, puede enlazar los versos de la autora con la “lógica del corazón” o la “lógica del amor” ésa ética emocional que defendía el filósofo alemán Max Scheler cuando nos dice: El que ama busca lo valioso en todos los órdenes: no sólo se complace en el valor sensible, sino que busca la belleza de la naturaleza, el resplandor de la verdad, el valor de la amistad...». Estos son parte de los valores intrínsecos de Leonor Merino: la búsqueda permanente del amor y la bondad en cualquier ser vivo.

Y así, paseando los ojos por este valioso poemario, el lector se topa de nuevo con la muerte como lazo eterno entre el soplo que vibra y el polvo que se posa inerte sobre los estantes del salón.


NUESTRA POETA, como el escritor húngaro Sándor Márai cuando nos dice en sus diarios: “Nacer no es una experiencia, porque es accidental: nos pasa sin más, involuntariamente. La muerte sí constituye una experiencia, puesto que nos sobreviene contra nuestra voluntad.”  Ella, Leonor, nos hace abrazar a la vida sin olvidar que un día la muerte debe llegar y cubrirnos.

EN EL CAPÍTULO “Ascuas del día” la poeta nos dice

“la aprehensión del instante de un relámpago
mantiene la tensión de lo vivido”

y tanos recuerda Leonor en sus versos el paso-huella que dejamos en los otros:

“Porque la vida es blandura
                                -dice la poeta-
la muerte rigidez”.  
–continúa-

Y así, entre soplo y polvo, vamos recorriendo cada página de la mano de Leonor, que nos hace conscientes del tiempo y nos dice:

“El canto de su voz se detuvo un día
el tiempo que al lado corría
no se enteró”

y en otro de sus poemas canta:  

“A la angustia, al vértigo
mantener un ritmo lento
dar tiempo al tiempo” 

Con este dar que ya hemos nombrado, Leonor se crece en sus versos:

“somos seres-memoria en el río de los instantes.
En la voz humana  late nuestra personalidad”

PARA sacudir el pensamiento dormido del lector y encender una llama en su horno de hielo, la poeta nos pide:

“Gente de sangre helada
salid
fuera el lloro simulado
llegad
tocad el rostro amado
hijos
amigos
amor ensoñado””  

y así Leonor se deja mecer por el fluir calmado de su pensamiento y en susurros la oímos decir:

“las olas del tiempo me esconden
llevando mi emoción con su espuma”.



CON SU VOZ de castellana regia y leonesa intelectual, a la obra de Leonor Merino podríamos incluirla en lo que el poeta, escritor y ensayista también leonés: Antonio Colinas determina como “literatura leonesa actual” haciéndose fuerte precisamente en ése denominador común de los escritores leoneses de hoy en día que Colinas eleva hacia su propio estudio: “La Memoria, concretamente, esa memoria de los días de la infancia y de la adolescencia pasados en el medio puro de la naturaleza.”

Así, como os decía al principio de este párrafo, sentimos el apego de nuestra autora hacia ésa sociedad de un León señorial, allá por los últimos años sesenta, cuando Leonor entre niña y pre adolescente, acompañaba a su MADRE a las tertulias de los cafés, que las señoras de la alta sociedad leonesa frecuentaban, y que nuestra poeta, se niega a echar en el saco donde todo se olvida. Y nos escribe poemas de los que extraigo estos versos:

 “(...) Escondite de olvidos
huecos de la memoria” 

“(...) Recuerdo
hilván de olvidos ajenos
cosido con hilo que enhebra el ojo de la memoria”

“(...) infancia
diluvio de imágenes
torrente de sonidos
luz en escena”

“(...) Memoria
clavija que consolida el pasado
débil puntuación al tiempo
mientras gotea el olvido”.

EN EL TERCER capítulo de  “El soplo de la vida, el polvo de la Tierra”, su autora también le hace hueco a los poetas y les dice:

“(...) cuando sus poemas un poeta quema
el hombre está en peligro
en víctima    verdugo    convertido”

“(...) El viento engarzado en el arpa
el verso en el tapíz”

“(...) No importa en el poeta lo que sienta
sino como lo cuenta.”

“(...)Escribir
arrancar huellas del presente a la nada”

“(...)Escribir
gesto desesperado para abrazarse en el otro”

“(..)El escritor: alma que salta la verja
se adentra en el jardín”.

ADENTRÁNDONOS en el cuarto apartado del libro, titulado “Figuras”, la poeta brinda sus versos a la mujer, a la bondad, a su País Leonés y a la vez, a Marruecos país de su enamoramiento literario, no en vano, se doctoró con una tesis sobre literatura magrebí y sus profundos estudios sobre los poetas del país vecino, la hicieron amar la esencia literaria de su autor fetiche: Mohamed Chakor a quien rinde también en este capítulo su homenaje.

Estas figuras, hacen de musas para la autora, quien nos dice en sus versos dedicados a la mujer madre:

“Madre de hoy siempre trillada
de primaveras surcada
fértil tierra duradera
llorando silencios breves
aceptas,    sufres,    pares
los ojos de luz radiante
la boca de canciones llena
acunas,   meces,   duermes
a la flor de tus entrañas. (...)”

También en este capítulo, Leonor vive el recuerdo de alguna maestra y con esto, volvemos al concepto primigenio de la memoria de la poeta:

“(...) hay maestras en el recuerdo
como un paisaje
queda huella imborrable.
las hay que por donde pasan
dejan desordenada el alma.”

Y así, a través de sus recuerdos, llegamos hasta León de su mano y el lector escucha:

“Tiene rostro mi tierra
de campesino hendido
de surcos su mirar.

Tiene mi tierra una voz
torrentera, cantarina
 sollozo, risa contenida. 

Tiene mi tierra un cuerpo
ramillete de raíz ardiente
de poemas engendrados.  

Tiene mi tierra la elegancia
que derrama la esencia
 del perfume duradero. 

Mi tierra mano tendida
que espera en la mañana
 otra mano donde posar.”

Leonor Merino, como ya dije, es una enamorada de nuestro país vecino: Marruecos y a través de su literatura, consigue que el lector pueda llegar a vibrar con la luz magrebí derramada entre sus versos:

“Sangrante puesta de sol cayendo al mar
Estela de elementos,   luz,   embriaguez”

Adentrándonos en estas figuras, la autora hace sentir al lector la emoción de haber conocido al poeta-maestro Chakor, a quien canta:

“En mí, la gratitud a la vida
por haberte encontrado
en sus aventurados adarves.   
Por haber aprendido
que justicia y LUZ
son tu templo,   tu credo
 Tu contento, el arpa del amor
tu anhelo, la paz, el perdón.

 Yo –trovadora- sé que la razón
al poeta acompaña
que con su haz de flechas
 la certera palabra clava.  

Ay tú, poeta
pastor de estrellas
de alma árabe-española
en susurros de silencio recogido
en amparo –alqazaba-, refugiado”.


Y ENTRE versos engarzados en vida y muerte, en soplo y polvo, llegamos al último capítulo del libro: “Engarce de Huellas”. Donde Leonor Merino se nos desnuda sutilmente para mostrarnos las cicatrices, las heridas y también las alegrías que como relicario conserva y a modo de rosario, enhebra todos sus recuerdos, su memoria,  al presente.

Y leemos versos dedicados a la madre y al padre ausente:

"(...) Madre
bajo el suelo
la esencia expandes
en las mieses los mares
Madre              ¡¡ME OYES!!"

“Te fuiste
sin que el valeroso hálito me cubriera
sin que la mano firme me tocara
sin que los ojos llenos de amor
en los míos se posaran.
(...) De duelo, fuego, contenido
al entrar en la estancia quisiera
de hinojos postrada 
PADRE ¡tu bendición!”

LEONOR como hacendosa costurera, hilvana pasado con presente del padre a los hijos, Alberto/Eduardo/Victoria:

“(...) Mi niño deja de serlo
pero no mío”. 

“(...) dorado blanco era
como la leche que lo amamantó” .

“Cinco meses
mis pechos que son tuyos
te alimentan (…)

"El sol lució un momento
mudos el pájaro
el viento” (…)

“A la lima, al limón
desbordo amor
¡la niña se lo llevó!”

“Anoche
fingiendo que dormía
me besaste niña mía”

Y la poeta sigue tejiendo con su hilo entre presente y pasado. Pasado y presente y leemos:

“porque siento en el flujo de mi sangre
vuestra sangre (…)
porque mi sonrisa de ayer
en el eco de las vuestras rodó. (…)
Porque deseo pedir perdón
agazapada en soledad
no puedo veros más”   

“Carlota alta nota
más aún Mariola  (…)
hace el nombre a la persona
que con honor lo lleva
los apellidos lo coronan
de antepasados legado”    

“Mi vida caravana
de seres que amo
mirada de pureza
bandera blanca
fuego que atraviesa
 tus ojos, tu voz
en mi alma avanzan.

Llegamos al último poema del “Soplo de la vida el polvo de la tierra”, donde  Leonor Merino nos dice hasta siempre con estos versos:

“El amor
pálpito de Eternidad”

Así he vivido yo este libro:

verso a verso
como pálpito hilador
que enhebra el soplo al polvo,
como polvo que vuela si existe el soplo
como soplo generador de vida
como polvo posado en mi memoria


-Asunción Caballero-