1 de abril de 2019

“La oscuridad volvió a quedarse quieta" José Herrero


“La oscuridad volvió a quedarse quieta
como la quietud intransitable de El ruido y la furia de Faulkmier.”

La oscuridad tiene muchísimos matices.  Nos acompaña a lo largo de nuestra vida; la amiga o enemiga invisible  de nuestros recuerdos, de nuestros miedos, rechazos.   También de nuestro vacío, de nuestra ansiedad. El encuentro con uno mismo, o su desencuentro.
Estamos ante un poemario que nos presenta la ambigüedad de la noche,  un ser noctámbulo  en forma de  neblina, una densa capa que se adueña del juicio, y del corazón del ser humano.
Este libro genera la impresión de estar más allá de un profundo examen de sí mismo; uno casi podría jurar que está frente a una fría y eficiente autopsia emocional. Una disección profunda del sentimiento del poeta, frente a la amalgama de intervalos que presenta la oscuridad: cuando te penetra, te habla, te invade y te quema.

Hay un poema de Alejandra Pizarnik que  expresa: “ese instante sudoroso de nada”; donde todo es posible o todo es nada; un vacío que puede llenarse, o puede precipitarse, o puede silenciarse, o puede amarse:

La oscuridad surge de improviso
se agiganta y empequeñece a voluntad
corre a su albedrío ocultando
las iluminadas ciudades...

...la oscuridad cubre el día cuando este muere...

 Ese abanico lo presenta magistralmente José Herrero  interpretado  como  un nocturno de Chopin; abocado a un alma en permanente desasosiego.  El día sabe que existe, el poeta sabe que llega; el permanente goteo de un grifo. El cierre de unos labios después de la consumación de la noche.
Las raíces de esa oscuridad podemos encontrarlas en la propia vivencia del autor ante su enfermedad y cercanía a la muerte; se descubre a sí misma como una declaración de intenciones, y también un instrumento para saldar viejas deudas. Se convierte en un instrumento  para arañar  la reflexión: la miseria, la soberbia, el amor imposible, los celos, el sexo. Lo social también tiene un componente en este libro: pues el hombre es instinto social, personal. Es carne de cañón frente a sí mismo y frente a los otros.
La oscuridad es la transformación de todo lo inimaginable, es la pulsión entre el hombre y su instinto.  Es la soledad de una cama, la soledad de la vejez, la soledad del ímpetu, la soledad de la enfermedad, la soledad de la quiebra personal, y así viajamos a lo largo de este poemario con una ansiedad provocada por la búsqueda de la luz; con una sensación de sequía ante esa corporeidad que atraviesa la piel y se hace dueña de todo nuestro espacio personal.

Me he quedado con la sensación de no temerla cuando esta aparece, cuando en medio de la noche me despierto y sé que está quieta. Fija e inmóvil hablándome suavemente en el sueño, en mi conciencia.  Se queda quieta cuando todos los demás se han ido. Se sienta a mi lado intentando plácidamente observar mi cuerpo desnudo tratando de esquivarla.

Pero es tarde. Cuando la oscuridad se queda quieta, todo perece y a la vez, nace:

Ya no hay ruido.
Se lo ha llevado el hombre
en las entrañas
en las manos abundadas de pliegues
en los corazones que acaso han dejado de latir.






Autor: José Herrero

ISBN13: 9788416764808
Colección: Daraxa
Clasificación: Poesía
Tamaño: 14x21 cm
Idioma de publicación: Castellano
Edición: 1ª Ed.1ª Impr.
Fecha de impresión: Marzo 2019
Encuadernación: Rústica con solapas
Páginas: 96
PVP: 10€





2 comentarios:

  1. Gracias Isabel por tu colaboración en este blog y por darnos a concocer a todos estos poetas. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. gracias a ti siempre por ofrecer un espacio para dar a conocer gente interesente

    ResponderEliminar

En este blog escriben muchos autores. Te rogamos que, si vas a personalizar el comentario,te fijes en el nombre del autor del post que deseas comentar para dirigirlo a la persona correcta y evitar así confusiones.

Muchas gracias

La administración del Blog