Eva Palomo Cermeño nació en Bridge of Allan (Escocia), donde
residió gran parte de su infancia: «antiguo hogar sobre aguas subterráneas y
melodías vencidas».
Se licenció en Psicología en la Universidad Complutense de
Madrid donde realizó también estudios de Filosofía, y más tarde, Estudios
Interdisciplinares de Género en la Universidad Rey Juan Carlos. En esta última
se doctoró y trabaja actualmente como docente e investigadora.
Ha publicado diversos trabajos de ensayo, como Rosa Luxemburg (2003) y Sylvia Pankhurst. Sufragista y socialista (2015).
Arbandel es su primer libro de poesía en solitario.
Anteriormente ha colaborado en la obra colectiva 54 poetas que corrieron la
maratón de Chicago (2018), edición a cargo del poeta Jesús G. Urceloy, profesor
con el que se ha formado en los últimos años.
Y sobre "Arbandel" (Ed. Ars Poética, Col. Sola Nocte ) vamos a hablar
Tengo en mis manos "Arbandel" (Ed. Ars Poética) la ópera
prima de la poeta Eva Palomo, y aunque es la primera vez que publica poesía en
solitario, tengo la suerte de conocer parte de su obra con anterioridad.
1.- Leo el nombre del libro, miro la imagen de la portada que intuyo
como una flor, y me / te pregunto: ¿Es Arbandel una flor, un parque o,
simplemente, es una palabra fruto de tu imaginación que suena bien?
E.P.- En primer lugar, quiero agradecer a la poeta Chelo de la
Torre esta oportunidad para hablar de poesía y de mi libro en este blog, una
herramienta que tanto contribuye a la difusión de este noble arte.
El título inventado del poemario, Arbandel, se inspira en un lugar
concreto, un lugar de la infancia, idílico, un paraíso perdido. Es la esencia
que permanece y el comienzo de un viaje que he intentado recoger en este libro.
La ilustración de la portada es obra de un artista guatemalteco, JuanYoc, que pinta la poesía con una enorme sensibilidad. La imagen tiene mucho de
flor, del mundo vegetal, pero también de lugares ocultos, de gestos, de mitos,
de vidas pasadas que nos interpelan y de memoria.
2.- Un libro que, como nos plantea Pilar García Orgaz en el prólogo,
es un viaje en cuatro etapas. La primera, ARBANDEL O EL PARAISO PERDIDO, nos
lleva a tu infancia, a Escocia y en uno de los poemas dices:
Entonces no sabía de los álamos// que solo cuando dejas de mirarlos
reverdecen.
¿En qué momento de la vida se aprende eso?
E.P.-Sí, es uno de mis versos preferidos. Un día estaba mirando por la
ventana y viendo unos álamos me vino a la cabeza una reflexión sobre nuestra
conciencia del paso del tiempo. La naturaleza nos habla y como vivimos rodeados
de ruido, a veces tardamos en darnos cuenta de lo esencial. Otras, necesitamos
haber alcanzado una etapa de madurez y libertad interior que nos permita ver lo
menos aparente, lo invisible, ver más allá. Se nos escapa y a veces no logramos
verlo nunca. Haciendo poesía te conectas con sensaciones, con símbolos, con
significados que descansan en lugares y momentos que pueden pasar
desapercibidos. La mirada constante es fundamental.
3.- Y nos hablas de "La gruta de Fingal", del " Viaje a
las Hébridas", de " La patinadora de Alecusia", de " La
Rueda de Lul" entre otros poemas en los que, con gran belleza, nos
describes tus emociones envueltas en paisaje. ¿Tanto queda de esa tierra aún en
ti, como para haber sido la inspiración de ellos?
E.P.- El lugar de mi infancia, ese paraíso perdido, me ha acompañado toda la
vida y me ha marcado en muchos aspectos. De pequeña pasaba mucho tiempo en la
naturaleza, hablando con los árboles, las plantas, los animales. Sus olores,
colores y formas llenaban mis días y las historias que imaginaba. Creo que todo
ello tiene que ver con la facilidad con que me surgen imágenes y metáforas
basadas en elementos naturales. Por otra parte, están los cuentos, las leyendas,
los mitos de la cultura celta y la música, que conforman el mundo en que crecí.
Un mundo que me ha dejado el disfrute de contemplar la belleza, pero también la
melancolía y el desarraigo.
4.- Ya en la segunda parte, DEL VIAJE EN LA TIERRA, nos encontramos
con poemas cuya temática es muy habitual en la poesía, "Insomnio”,
"Ventanas”, "La espera”, "Ver llover"…, por citar algunos y,
sin embargo, lo que tiene de especial tu poesía son las metáforas que utilizas:
Pasan los minutos como peces globo ("La espera"), por
nombrar alguna ¿Cuánto de trabajo y cuánto de espontaneidad hay detrás de cada
una de ellas?
E.P.- Es cierto que me vienen a la cabeza muchas imágenes, términos o frases
de forma espontánea en cualquier momento. Al despertar, en la duermevela, en los
estados de ensoñación o simplemente por la calle, ante cualquier paisaje,
observando a la gente. Intento apuntar siempre todo y aprovecharlo para los
poemas. Además, está la presencia inevitable de la poesía que más me ha gustado
a lo largo de los años. Sin embargo, luego hay que trabajar con todo ese
material, darle forma para que se convierta en algo que merezca ser leído, que
comunique y emocione. La escritura poética es un proceso creativo que requiere
esfuerzo, entrenamiento y técnica. En mi opinión, no se trata de decir lo
primero que se nos ocurra -no todo es poesía-, sino de elaborar y trabajar con
el lenguaje, con las imágenes y las ideas.
5.- Siguiendo en esa línea en el poema "¿Para quién
escribo?" Encontramos:
Para no desdibujarme en el temporal
...
Para atrapar las visiones en el vaso de té
...
¿Es el escribir una necesidad o, simplemente, un entretenimiento?
E.P.- Desde luego, creo que si fuera solo ocio sería una manera estupenda de
entretenerse ya que es algo bello y que no empobrece. Para mí, se ha convertido
en algo muy necesario, a veces placentero y otras también algo que hace sufrir.
Es un refugio o una trinchera en un mundo bastante hostil -ética y
estéticamente- en que el pensamiento único arrolla todo como una apisonadora. No
es fácil asumir la soledad frente a la cultura dominante y su discurso de
mercantilización del ser humano. A veces creo que vivo en un exilio interior
perpetuo. La poesía es como una tabla de salvación, un viaje que no acaba, un
lugar sagrado en el que resistir.
6.- Seguimos viaje y no podían faltar una visita al JARDÍN DE ORIENTE
donde nos encontramos con tankas, haikus, senryus, rubayatas entre otros poemas:
Danzando lento, // el copo al caer sabe// que solo es agua. //
Poemas que bajo su aparente sencillez no lo son tanto ¿Por qué piensas
que son tan atrayentes hoy día? ¿Por qué lo son para ti?
E.P.- Cada vez conocemos a más poetas de ese ‘jardín de oriente’, sentimos
su influencia y creo que nos enriquece mucho. Es otra mirada que procede de una
filosofía diferente.
Me atraen mucho las distintas culturas orientales y su poesía. Es como
si conectaran con algo mío muy profundo y antiguo. La poesía sufí, la árabe
-Adonis es uno de mis referentes-, la china o la japonesa, me parecen de una
belleza y una sutileza impresionantes. Los haikus y tankas con su aparente
sencillez, como dices, reflejan los instantes de una forma pura, sin ruido. Me
gusta cómo recogen el tiempo, los elementos naturales.
7.-Nuestro viaje va llegando a su fin y entramos en EL REINO DE ESTE
MUNDO,
donde nos encontramos con poemas denuncia, como puede ser
"Antígona”; poemas de duelo, "Palabras para Julio" o con "
La resistencia", un poema en prosa con el que cierras el libro y en el que
leemos:
El jardín se sabe cercano a la muerte, pero sus criaturas aún luchan
por el color del pétalo ...
¿Hay algún tema preferido por ti para escribir por una u otra causa?
E.P.- Bueno, durante bastante tiempo no quería hacer lo que se suele llamar
poesía social, tal vez porque son temas que me invaden demasiado, de los que no
tengo distanciamiento emocional. Pero cuando lo llevas dentro, al final aparece
en cualquier verso, en los símbolos que utilizas... Para mí, crear también es
una responsabilidad moral, un compromiso con el tiempo que te ha tocado vivir. En
este sentido, “nada de lo humano me es ajeno”.
8.- Muchas gracias por contestar a mis preguntas y si quieres contarnos
algo más, es tu turno.
E.P.-Solo quiero decir que la poesía me parece una forma de expresión
maravillosa. Desde siempre he leído a poetas de todo el mundo, y me resulta fascinante
que en tiempos y lugares lejanos a los nuestros hubiera personas capaces de
llevar su mirada poética a la escritura, la que ahora nos conmueve. Es como si
hubiera un hilo invisible que nos une. Espero seguir aprendiendo de tantos y tantas poetas aún por
leer, y agradezco a quienes nos enseñan a encontrar nuestro propio lenguaje
poético, como hace el maestro y poeta Jesús Urceloy, con quien he tenido la
suerte de formarme en los últimos años. También quiero dar las gracias a las
personas que nos acompañan en este viaje creativo.
Chelo de la Torre
2023-03-24
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