17 de enero de 2017

VOCES DE MADRUGADA



CentónObra literaria, en verso o en prosa, compuesta 
en su mayor parte de sentencias y expresiones ajenas.


Embotellé aromas que prometí no borrar,
registré voces, arrullos y cantos
que me enseñaron a fabricar sueños;
algo así como chapotear
el vacío existencial.
Los días que siguieron fueron un gran desconcierto
entre la realidad y la fantasía,
que empieza a emerger con cada sorbo
buscando en medio de la penumbra
ese mundo íntimo que une y entusiasma.
Siempre que repaso mi infancia
todo vuelve a oscurecerse como antes:
el mismo ritual de todos los días
─no podía apartar la vista de aquel retrato─
La puerta se abrió y entró la persona
que hasta entonces solo conocía por referencias,
algo que acaricia la mejilla y no podemos definir;
equivocó la mirada;
en el fondo siente lástima.
Todavía tenía los sentimientos a flor de piel;
el dolor había desaparecido,
pero la vida también me negó esa satisfacción:
doble ración de realidad,
el corazón me dio un vuelco
y de pronto me sumergí
en un torrente de recuerdos.
Era ya la madrugada;
al fin he podido comprender
que lo normal deja de serlo,
que el tiempo ha desvencijado
todos los recuerdos…
Suena el teléfono, lo miro con desgana
y dudo si atender la llamada
hasta el último latido
entonando plegarias de nácar;
nuestras miradas se cruzaron de nuevo
y justo en ese momento
me tocó tu soledad
abrazada al mapa triste y desgarrado
en ese horizonte lejano
lleno de sueños y esperanzas.
El tiempo dictó sentencia:
todo era mentira
pensando volver a la ficción.
Eran…    eran…   eran,
Voces de madrugada.


En la entrada "Voces de madrugada"    podéis lees la reseña que sobre este libro ha hecho Felipe Tajafuerte