7 de mayo de 2019

Carlos Asensio: FUEGO EN LA PALABRA


Hay libros que una vez que los lees queman en las manos. Una sórdida llama va subiendo  por tu garganta, se apodera de la mente. No puedes imaginar o sí, quizás la misma imaginación es una traición al cuerpo y la mente, sofocada por las sensaciones tras la lectura de este poemario.

Hay un último verso que lo voy a convertir en razón primera de esta  reseña y que muy bien podría convertirse en la razón primera de este libro:

“¿Cuántas veces quemamos, cuando solo queremos arder?”

El ser humano es un resto de cenizas, de brasas.  Una zarza ardiente susceptible de ser devorada. El apetito del ser humano, es voraz. Acapara toda esa necesidad brutal de sometimiento, de escozor y de furia. Porque somos seres insaciables (en el amor, en la amistad, en el trabajo, en la consecución de algún fin).

Seres que en ocasiones nos apegamos a nuestros instintos. A las llagas que `provoca el desconsuelo, el amor, la pasión, el placer. Y desde esta máxima se ha ido entroncando el poemario de Carlos Asensio que he tenido el placer de leer.

“La poesía es un incendio donde hay que arder” A Pizarnik

Si la palabra no es capaz de desgarrar, de gritar en ti, es que deberíamos dedicarnos a otra cosa. El poeta no puede fingir (para nada estoy de acuerdo del todo  con Pessoa), el poeta es un provocador nato, y utiliza la palabra para  descubrir, expresar y provocar respuestas.

Hay una furia contenida  y un desasosiego en este libro. Pero con la moneda cambiada hay un ángel que lucha con sus demonios, y los demonios que luchan en uno mismo.

Carlos Asensio desglosa en dos bloques este libro para mí: el apetito y la llaga.  En  el  prólogo Ángelo Néstore sobre la manera en la que se ha acercado al libro afirma:

“Me acerco al poema con la tozudez de quien sabe señalar la llaga antes de recibir un corte: mira donde antes había piel ahora hay carne que nombra un cuerpo y lo habita”.

El primer bloque es el apetito bajo el epígrafe de Vulcano. El autor asienta un escenario donde se fragua la herida. La herida tiene que escocer antes, debe sucumbir a la carne y el ser humano es pura carne, el autor en este libro invoca la grandeza de la carne como algo que no siempre sucumbe al alma. El alma no está siempre por encima de  la carne. Carlos le da la libertad vigilada y ecuánime para bordear y analizar sus estragos.  Y emerge la figura de Vulcano.

 Es un intenso bosque ardiendo. Labio ardiente que muerde el deseo y la insatisfacción. Es un diálogo puramente trascendental y existencial, puesto que plantea dudas y preguntas sobre la condición humana y como en ocasiones nada es lo que realmente se supone, ni nada es eterno, ni es real:

“Fue como un castigo, pero no sangrante, y doloroso, sino suave como un colchón relleno galaxias”.

El individuo se hace sumiso, la sumisión innegable al amor, al placer:

“Un dardo impregnado de desesperación y vida destinado a dar muerte a la individualidad.”

Pero también como recoge en  Sobrevolar la Aurora,   la soledad del amor. Vulcano no es solo el dueño y señor del amor placentero, es el señor de la desesperación, de la soledad, de la quema. Cuando se muere, cuando se deshace. Cuando ya no hay nada:

“Puedo recoger lágrimas de cincuenta corazones y retomar el vuelo hacia los astros como si nada hubiera ocurrido.”

Y así con Vulcano sobrevolando todo el universo , da paso a la llaga a la extinción, con su último verso en el poema Sentir:
El mundo es una fragua donde Vulcano golpea para sobrevivir”.

La llaga lo contiene “Después del incendio” segundo bloque con que finaliza este libro.
 La tormenta ha escampado. El fuego se ha consumido y queda a flor de piel la imagen de la herida en un monte descarnado. La carroña aun palpita. EL buitre acecha aun por imperativo de ese Vulcano, de ese fuego previo. La palabra ya no contempla, analiza el desastre, analiza la existencia humana a partir de esos bordes sangrantes.

 Los efectos de esa devastación se contemplan en sus poemas:
Metamorfosis: cuando ya nada queda, cómo afrontar el cambio y  la conversión ( “cambiar de cuerpo, transformarse en luz”/  "Cambio como incendio del destino”).

Miedo: “Si abrí los ojos como respuesta a la anarquía del aire”.

Y así poco a poco discurre haciendo al lector partícipe de un camino que solo puede conducir a un final posible: desde el dolor por lo trágico al renacimiento y al vacío.

Hay una parte mística en esta parte del libro que me ha fascinado. Yo creo que estamos en una imagen muy sanjuanista, contemplativa que se hace palpable; el poeta místico contempla desde el dolor como imperativo para llegar al amor. La puerta estrecha que atravesamos (la noche oscura del alma) hasta llegar al infinito, al amor sin paliativos, a la unidad del ser. Solo que aquí no es vulcano, ni Dios, si no nosotros mismos. Buscar la paz interior y exterior, para volver a repoblar esa quema y volver la sabia que no debió nunca arder.






CARLOS ASENSIO
Prólogo de Ángelo Néstore
Colección: Mirto
Formato: 12 x 18,5 cm
Páginas: 56
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-120198-0-3

Carlos Asensio (Mallorca, 1986). Es licenciado en Sociología y Ciencias Políticas, además de experto en feminismo y en diversidad sexual. Ha publicado el poemario Dejar de ser (2017) y su poesía también ha aparecido en el libro colectivo Y lo demás es silencio, vol. II. (2016), además de en varias revistas y publicaciones literarias como Maremágnum, Triadæ MagazineAriadna-RC o La i Crítica. Uno de sus versos ha sido seleccionado para la campaña Versos al paso del Ayuntamiento de Madrid. Actualmente trabaja en el mundo editorial como experto en marketing digital, comunicación y redes sociales. En 2018 ha cofundado Circo de extravíos, un proyecto editorial que aúna sociología, poesía e ilustración y que lanzará su primer título en 2019. Carlos conduce una sección de entrevistas sobre feminismo en Diario16. También escribe para medios culturales y literarios como OcultaLitEl Asombrario o Revista Poémame, además de en su propio blog (carlos-asensio.com).





2 comentarios:

  1. Me gusta el misticismo, me gusta mucho

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  2. Gracias , Isabel por traernos este nuevo libro y enhorabuena al autor por haberlo escrito .

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