10 de junio de 2019

"En la Noche Yerma" de Antonio Tello


El lenguaje no tiene únicamente la finalidad de comunicar. Creo firmemente que tiene un alto componente de compromiso. Es  un elemento  utilizado con bastante frecuencia y devaluado  en su totalidad. Fraguado en la respuesta fácil, en el éxito efímero y en la pobre elocuencia de aquellos que miran el océano antes de mirar sus gotas.  El ser y el parecer, se diluye en una profunda contradicción alimentado por una sociedad que no da respuesta ni a sus necesidades.  La sociedad se ha devaluado y sus integrantes están movidos por el tedio, la incomprensión, la necedad.

La existencia  se reduce a pasar las 24h que tiene el día,  y el hombre, no tiene  compasión  sí ni de sí mismo y mucho menos a los  demás.  Esa es una evidencia que extraemos y convivimos con ella.
El ser humano no solo vive de certezas, de sus miedos  o de sus demonios. Necesita respuestas, respuestas concretas que avalen su forma de vida, sus elecciones o sus miedos.  Necesita a veces atender a sus demandas. Entender los sucesos  que le aterran o le acompañan. Porque en el fondo es un animal primitivo, un animal que se desvive por sus apetencias, por sus deseos aunque de vez en cuando, un rayo traspase su corazón  y encuentre sentido a vivir y a luchar. Y el lenguaje es la marca que acentúa, discrepa,  argumenta todo estos elementos.

Y  el poeta como el profeta, previene, y predice por el mismo compromiso que conlleva su estatus, y por el mismo afán de mostrar la realidad que ve ante sus ojos.  Está más allá de lo que está ocurriendo en este momento; rompe la línea temporal  de aquí y ahora, y manifiesta como un visionario, las consecuencias  de esta irrealidad que tiene demasiadas coincidencias con el espacio real que le rodea.
Estas sensaciones me ha venido tras la lectura  del nuevo trabajo de Antonio Tello “En La Noche Yerma” publicado por Vaso Roto Ediciones.

Poema dividido  en 36 cantos, es una visión apocalíptica de la sociedad actual y del ser humano.  Sus necesidades, sus certezas, sus demonios, su existencia. La voz es definida de distintas maneras para hablar del inmigrante, del desterrado, del oprimido, de la sociedad de consumo,  del exilio o del populismo.  ¿Pero no es realmente lo que está ocurriendo?¿No es verídico el trasfondo que encontramos en este libro?

Un poema  extraordinario, febril, mítico que camina entre lo mágico, lo irreal; un submundo   anunciando algo que está por venir y de lo que sólo él tiene la clave. Ofrece  una visión  cósmica, oscura y luminosa sobre  el individuo o las relaciones humanas.
A veces tengo la sensación de vértigo, de correr bajo la niebla; de abrirse paso a  todo un código  secreto que se va desvelando a  lo largo del libro.

"En la Noche Yerma" encontramos   una fábula sobre Babel y su Torre: El lenguaje se ha convertido en un instrumento  de poder y de abandono; hay multitud de lenguas, que hablan y hablan y no dicen nada. No saben a nada.  El poeta coge testigo de esa manipulación:

Canto II: “El lenguaje de las bestias devora el nombre de la cosas...”
Canto X: “la voz carnívora se alimenta de todo lo que muere con ella...

Una revelación apocalíptica que parte de una visión confusa del universo, y de sus lagunas; de la mediocridad del hombre en busca de la verdad universal, muy bien posicionada y  encerrada en el poeta, en el lenguaje , en el verbo. Fijémonos en el canto I y el Canto II  El poeta se enfrenta al caos y al desorden producido en el mundo, y ensalza su figura como el único capaz de apaciguar a la mismísima Pandora .  

Como en la  Divina Comedia de Dante  el poeta desfila, pasea por esta devastación  irremediable: un  paseo  eclíptico, infernal y devastado, profundo  para llegar a la luz.
El poeta está solo,  solo ante sus miedos, ante sus intrigas, ante la intriga del mundo. Casi oigo la séptima trompeta del relato del apocalipsis.  Casi percibo el  combate espiritual entre el bien y el mal.  El propio poeta, el lector no escapa de esa realidad, si no que al vivir de ella,  es inevitable su muerte, una muerte poética y simbólica, como el único medio para poner cordura ante tanto maleficio. Podríamos hablar incluso de una crucifixión, de un suicidio personal,  como único argumento para construir un mundo nuevo a través  de la convicción y el compromiso. Reflexionar sobre  nuestras carencias y de nuestras posibilidades. 




DETALLES:

Páginas: 50.
Formato: 14 x 21 cm.
Encuadernación: Rústica.

Idioma: Español.
ISBN: 9788494945724.



  


Termino esta reseña recordando a Soren Kierkegaard en su libro Temor o Temblor:
El poeta es el genio de la evocación, no puede hacer otra cosa sino recordar lo que ya se hizo y admirarlo; no  toma nada de sí mismo, pero custodia con celo lo que se le confió...

Eso es  En La Noche Yerma. Y eso es el principio de la desconstrucción y ¿por qué no? de su salvación.











ANTONIO TELLO

Nacido en Córdoba (Argentina) en 1945, Antonio Tello es poeta, narrador y ensayista. Exiliado en 1975 a Francia y España, ha desarrollado en este país casi toda su obra literaria, parte de la cual ha sido traducida a veinte lenguas. La crítica lo considera «uno de los escritores más relevantes de la literatura argentina del exilio». Su obra, «enraizada en la tradición literaria occidental, se caracteriza por un estilo y un universo propios, cuyos rasgos más notorios dan a su escritura una original intensidad».

Entre su obra más reciente destacan los poemarios Nadadores de altura (2011), O las estaciones (2012) y Poesía visual(2013). Ha escrito además ensayo, novela, cuento y literatura infantil.



1 comentario:

  1. Un libro muy interesante por lo que cuentas. Muchas gracias Isabel por traerlo al blog.

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