Enrique Gracia
Trinidad
1.-Tengo en mis manos "Nada para después" (Detorres editores) el último poemario de E. Gracia Trinidad y me/te pregunto ¿para después de qué?
EGT.- Lo cierto es que es un libro con un toque de final. Para después de todo, de esta vida absurda pero maravillosa, de este tiempo loco pero apasionante. Un libro en el que pretendo dejar atrás la vanidad, el empeño y la autocomplacencia. Un libro que declara la futilidad de tanto esfuerzo, de tanta pretensión. A final, como digo: "todos arena solitaria, polvo, / todos vacío, ausencia, despedida."
2.-Nada más abrir el libro entro directamente en el poema "Breve
historia del que no cede” y leo:
Ahí lo tenéis, sin rostro apenas, torpe, //huidizo, sin color, fatiga en
ristre, // empeñado en vencer, en resistir,// intentando que el pálido fulgor//
no se rinda, no ceda, no se apague.//
Y siento pudor pues tengo la sensación de haber entrado
directamente al salón de tu casa sin que nadie me reciba a la llegada ni me de
los buenos días. ¿Cuándo y por qué un escritor, en este caso poeta, decide ir
solo en un libro sin alguien que le acompañe?
EGT.- Porque en el fondo la posición del poeta es una posición solitaria. Aunque una vez publicado los poemas ya pertenecen al lector y no tanto a su autor. Y si el autor consigue que el lector entre en su texto y se convierta en cómplice (lo que debe ser todo lector ante un poema) entonces es como si hubiese penetrado en lo más profundo de la casa del poeta. No necesita ya ni de los buenos días, está en casa propia, se ha puesto las zapatillas del autor. En el fondo, todos estáis en el libro conmigo, como adelanto en la dedicatoria de este libro:
A cuantos están conmigo, a los que estuvieron, a los que estarán...
3- Veo en el libro tres partes bien diferenciadas. En la primera, con
poemas como:
"Contra Némesis”, “Ozymandías" "Navegamos",
"Sacar provecho de tan poco", entre otros, nos hablas de cansancio,
de derrumbe, de hastío, de rutina, en definitiva de la vida, tema habitual en
la poesía, pero lo que destacaría de ti es que lo haces sin efectismo, sino de
una forma sencilla y natural (cosa poco frecuente en los poetas actuales)
haciendo creer al lector que eso es fácil de hacer. ¿Es uno de tus propósitos
impuestos al escribir? ¿Cuánto trabajo hay detrás de esa aparente
sencillez?
EGT.- Siempre pretendo estar en la línea clara de la poesía (no siempre lo consigo), pero esa "aparente sencillez" requiere tanto esfuerzo o más que la oscuridad que otros intentan. Siempre ando recordando aquello de Alberti: "por ser claro no se es mejor poeta./ Por oscuro, poeta —no lo olvides—, tampoco".
Y sí, hay bastante cansancio y hastío en este libro. Tras cincuenta años desde mi primera publicación, la vida ordinaria y la literaria pesan lo suyo. En todo caso, voy buscando algo positivo como cuando, en el poema "Imprudencia natural", digo "que fue vivir una aventura hermosa"; o cuando recuerdo el verso de mi añorado maestro Juan Ruiz de Torres: "Vivir valió la pena"
4.- Siempre hay que destacar la fuerza de tus versos finales pero hay
algunos que caen como una losa.
Y aún así seguimos estando siempre solos. // Terriblemente solos. //
Con los que acaba el poema “¿Y ahora qué hacemos?"
¿El poeta, más que cualquier otro, siente esa soledad? ¿Hasta qué punto
es necesaria sentirla para poder escribir?
EGT.- Vuelvo a lo que dije al principio: El hecho solitario que es
escribir. Entre la multitud es difícil escucharse a sí mismo. En cuanto al
trabajo de los finales, suelo seguir a Winston Churchill que dijo más o menos:
"En un discurso debe haber un buen principio y un gran final, y en el
medio lo menos posible". Creo que eso le viene muy bien a los poemas. Por
cierto, Churchill no cumplía ese lema en sus discursos y yo en mis poemas, a
veces, tampoco.
5.-Ya en la parte que llamas "Personales y trasferibles" nos
encontramos con unos poemas que, efectivamente, el lector siente como suyos...
Tengo que confesar que estoy perdido, // no me encuentro desde hace
mucho tiempo. //
...
Si alguien me encuentra, por favor, que avise // a las autoridades, a mi
esposa//
...
Situación en que más de uno hemos vivido, pero, además de escribirlo,
¿qué hace un poeta de tu talla para salir de esta situación?
EGT.- Lo mismo que cualquier persona, supongo: acercarse a los demás,
apoyarse en los que están cerca y nos quieren, confiar en los demás y, de paso,
en ti mismo. Aunque reconozco que soy bastante resiliente, alguna que otra vez
me he sentido perdido, pero duró muy poco. Eso sí, perderse junto a los seres que
quieres es incluso un acierto vital. Y no digamos poético.
6.- Mientras leemos nos encontramos poemas al uso (podríamos decir)
y poemas "a caja", como te gusta llamarlos, ¿en qué momento decides
qué estructura tendrá cada uno?
EGT.- Eso sí que es complicado. El fondo del poema es el que suele
mandar. Los llamo "a caja" porque están escritos así, de margen a
margen, sin escandir, pero pueden descomponerse en versos reconocibles y
combinables entre sí. Por eso hablar de prosa no me parece oportuno. Tal vez
los pongo así cuando quiero acercarme más a un discurso narrativo que sea
cercano al lector. Aclaro, por si alguien sigue empeñado en lo de siempre, que
los versos escandidos son una forma de la poesía, pero la poesía es algo más
allá. Siempre recuerdo un pareado que aparecía en una autoescuela del barrio madrileño de Aluche, hace muchos años:
"Para conducir como un felino / autoescuela Avelino". Son versos sin
duda, pero ¿son poesía?
7.-No sé exactamente en qué época has escrito los poemas pero “Sé que la
muerte a veces llama por teléfono", " Callejón de Jesús Méndez, nº
5" " Hibris", por nombrar algunos, ¿hacen alusión, a mi entender,
a algún hecho concreto, como pudo ser lo vivido en la pandemia, o solo
son pensamientos de un poeta que, ya casi de vuelta, reflexiona con precisión
sobre los distintos aconteceres y obstáculos de la vida?
EGT.- Más bien lo segundo, reflexión ante todo, emoción ante lo que sea
y más allá de lugares y coyunturas. La pandemia, al revés que a mucha gente, no
me inspiro gran cosa poéticamente hablando. Como no estoy muy obsesionado con
las fechas de mis poemas, suelen aparecer en los libros textos escritos hace
muchos años junto a los recientes. Además, como se publican cuando se puede, la
cronología no es fácil (lo siento si algún estudioso quisiera clasificar por
fechas —aunque no soy de los atendidos por los estudiosos—). Tengo dos libros
pendientes que son anteriores a este en el que parece que me estoy despidiendo,
así que... En realidad es que soy muy inconstante, una veces estoy de vuelta y
otras me disparo hacia adelante como el joven que ya no soy.
8.-Ya en la última parte, la que llamas," Razón de escribir",
en el poema " Huérfanos " leemos
Sin que apenas la viéramos marcharse//la poesía se alejó callada. //
Ahora que la buscamos se resiste//a poner en su sitio palabras y
belleza. // Somos huérfanos ciegos sin saberlo. //
¿De verdad piensas que se alejó, qué nos dejó huérfanos o no será que,
habiendo abusado tanto de ella, ha decidido tomarse un descanso?
EGT.- Pues puede que tengas mucha razón. Hemos abusado de ella y,
últimamente, de manera especial. Muchos creen que con soltar sentimientos ya
están escribiendo poesía y eso es un error; otros se dedican a lo que llaman
poesía libre pero con ausencia de musicalidad y eufonía, pretendiendo ser
modernos, pero suele ser más ignorancia, falta de pericia o vagancia. Tanto
mirarnos el ombligo, a la poesía supongo que le han dado náuseas y a veces se
nos niega. Al arte hay que tratarlo con mimo y mucho trabajo, si no enferma de
vulgaridad, vacía pretensión y torpeza.
9.-Delante de las olas// parece que uno tiene // que escribir un
magnífico poema. //
Así comienzas el poema "Metapoética de la arena" ¿Por
qué esa creencia de que determinados sitios inspiran más que otros?
¿Dónde está la/ tu inspiración realmente?
EGT.- Eso va, como apuntas, por
la pretensión de tantos de que un atardecer, las olas del mar o el viento
agitando las hojas son tremendamente poéticos. No es así para mí. Son notables
esos puntos de belleza, pero la poesía surge de cualquier otra cosa, de lo más
inesperado porque es la mirada del poeta la que la convoca. Una simple colilla
de cigarrillo en un cenicero, la sombra de una verja, un papel en el
suelo, pueden convocar en nuestra mirada
más poesía que el más reventón de los anocheceres. Busco mi inspiración en
todo. Cuando no se me ocurre nada no escribo y cuando no sé cómo hacerlo
tampoco (esta frase se la he robado a mi añorado Pepe Hierro). Si tengo ganas
de escribir y no sé el qué, me paro a mirar a mi alrededor; la gente, los
ruidos, la luz, la esquina de un mueble, el imán en una nevera o un vaso de
agua pueden dar todo el juego del mundo.
10.-Como novedad este libro lleva el QR de todos los poemas leí dos por ti, cosa que se agradece, pues además
de leerte oír los poemas en tu voz es todo un lujo.
Muchas gracias por contestar a mis preguntas y si quieres añadir algo
más puedes hacerlo.
EGT.- Gracias por tu amabilidad y esas interesantes preguntas. Una vez escribí: "Las preguntas son la parte más importante del oficio de vivir, las respuestas no tanto". Hoy sé que no me equivocaba.
2023-01-24
Maravillosa entrevista Chelo. Y un poemario a leer. Besos :D
ResponderEliminarMagnífica entrevista y repaso bastante completo al libro que, es sin duda, una pequeña obra maestra. O grande. Digo lo de pequeña para evitar la "grandielocuencia" escrita... porque toda elocuencia puede ser transcrita y Enrique domina a la perfección la locución (es un gran orador) y la escritura. Mira que tiene libros buenos mi querido amigo Enrique Gracia Trinidad... tantos que forman un opus (en el sentido latino de la palabra no en el derivado de Instituto para la Religión, je, je) único, excepcional. Hoy por hoy, nadie en España merece más reconocimiento como poeta que Enrique. Ya lo tiene, aunque debería ser aún más oficial. A unos los coloca en su sitio el tiempo, a otros no los coloca ni el tiempo y a algunos los colocan los amigos con capacidad para nomitar al Cervantes o al Princesa de Asturias. Yo no estoy entre esos amigos, pero sí entre los que conocen toda su obra y cada libro nuevo no deja de asombrarme. Este, "Nada para después", es deslumbrante.
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