3 de octubre de 2012

El corazón del tártaro.

La dama da las gracias.

Esta novela es la primera que leo de Rosa Montero, quien me ha sorprendido con sus profundas metáforas y sus excelentes ambientaciones.

Lo cierto es que, para mi sensible gusto (y tras haber leído anteriormente la bella novela de Cristina Peri Rossi, El amor es una droga dura), El corazón del tártaro ha sido, en ciertos aspectos, desagradable.

Tanto que uno llega a sentirse tan solo y perseguido como la protagonista; lo que significa que su intención de transmitir esa agonía ha dado resultado.

La sinopsis es la siguiente (la copio literal):
Sofía Zarzamala, editora de libros medievales, huye de su apartamento una mañana después de una inquietante llamada telefónica en la que una voz de hombre le dice: “Te he encontrado”. Durante veinticuatro horas, la fugitiva Zarza hará un recorrido por los bajos fondos urbanos, la miseria y la crueldad... Todo su misterioso pasado regresa con una fuerza irresistible, en un demoledor paralelismo con sombrías leyendas medievales.

La dama de Shalott.

Este libro me lo recomendó mi padre (como casi todos), ya que sabe que me encantan los temas medievales.

La protagonista, Zarza, escapa y a la vez se reencuentra con su pasado, que se va revelando en un frío y crudo ambiente, donde rememora sus vivencias en la Torre, junto a la Reina Blanca.

Pero también, la autora nos narra algunas leyendas medievales muy cercanas a nuestra protagonista.

Una de ellas es El Caballero de la Rosa, que Chrétien de Troyes realizó en torno a 1175 y bajo el mecenazgo de Edmundo Glasser, IX duque de Aubrey y coetáneo suyo, con el fin de vanagloriar su apellido. Fue descubierta por el polémico inglés Donald Harris.

Rosas (detalle).

Y este es un precioso fragmento:
Gwenell, su esposa, es una extranjera, una galesa de cabellera tan roja y enmarañada “como una zarza ardiendo”: ésa es la exacta imagen que usa Chrétien. Es bella, bellísima, tan hermosa como sólo pueden serlo las hermosas damas de las fábulas; y, como todas ellas, carece de edad y no envejece, porque el tiempo no la hiere, sólo la besa, y ésta es otra imagen del autor.

La otra historia es El traidor Mirval (ambientada en la China medieval), una versión que Borges incluyó en su Historia universal de la infamia.

Además de este fragmento que compara el mito griego (que no leyenda medieval) con la relación entre Zarza y su hermano mellizo:

La ninfa Salmacis amaba con tal intensidad a su hermano adolescente que no quería separarse de él ni el más breve momento. Acabaron por fundirse la una en el otro, transmutados en una deidad híbrida llamada Hermafrodita. Esto es, perdieron su identidad y se convirtieron en algo monstruoso.

Hermafrodito y la ninfa Salmacis.


A pesar de la inevitable empatía que el lector puede llegar a sentir hacia la solitaria y desdichada Zarza, esta novela contiene algunas frases que resultan de lo más apoteósicas, pues revelan una realidad aplastante sobre el mundo en el que vivimos, a veces tan desagradable como bello.

Estas son algunas de ellas:

El azar, ese novelista loco que nos escribe.

A veces pensaba que se había hecho historiadora para poder apropiarse de la memoria ajena y escapar de la propia. Para tener algo que recordar que no doliera. El historiador como parásito del pasado de otros.

Las criaturas fantásticas siempre tienen una existencia efímera.

Tal vez la vida insoportable pueda soportarse con tal de que haya una sola persona que te quiera, una sola persona que te mire, una sola persona que te perdone. La existencia de un justo, de una única mujer o un único hombre buenos, puede salvar la ciudad de la lluvia en llamas.

La bola de cristal.


Era un hombre de pensamiento profundo y lento: poseía una de esas inteligencias arquitectónicas que necesitan levantar primero los cimientos, y luego las paredes, y que sólo al final colocan la techumbre de las ideas.

Estamos tan acostumbrados a la bondad que solemos confundirla con la idiotez.

La infancia es el lugar en el que habitas el resto de tu vida.

Los infiernos que podemos imaginar son siempre menos crueles que los auténticos.

La muerte es una especie de oscura apoteosis.

Dicen que es justo ante la muerte cuando la hermosura de la vida se acrecienta.


Tristán e Isolda compartiendo la poción.


Y este es mi fragmento preferido, el mayor instante de amor que experimenta la protagonista...

Urbano frunció el ceño.
-Cuando estoy contigo no me importa morirme -dijo al fin.
Y volvió a apretarla entre sus brazos, que eran diez, que eran cien, mil hermosos brazos de varón palpando y recorriendo hasta los más remotos recovecos de su cuerpo de hembra. Zarza sintió que su sexo se abría como un volcán, todo fuego y violencia. Aflojó las piernas, desfallecida, convertida en un agujero radial, una estrella de carne. Ella era una niña, ella era una virgen. Ella era un paquete de Navidad envuelto en celofán y alegres lazos. Era la primera vez que se ofrecía. Fuera de su padre y de su hermano, Zarza no había amado nunca a ningún hombre. Urbano la tumbó en el suelo; la desnudó a tirones, se desnudó a tirones, entreabrió los muslos de Zarza con sus manos fuertes y separó el canal mojado y palpitante como Moisés separó las aguas del Mar Rojo. Es decir, fue un acto portentoso. Siseantes roces de pieles sudorosas, jadeos y gemidos, líquidos ruidos de placer. Esos ruidos magníficos que tal vez estuvieran traspasando ahora la pared, que tal vez alcanzaran los oídos de los vecinos; sólo que ahora Zarza se encontraba de esta parte del muro, de esta parte del mundo, donde estaba la vida. Los comienzos del universo debieron ser así, como la explosión de un coito luminoso; un revoltijo de humedades mezcladas, de ingles apretadas y de recónditas anatomías que se refrotan, hasta que la tensión de la carne crece y crece y estalla en un espasmo de plenitud, el cataclismo original en el que empieza todo.


Ophelia.


Todas las ilustraciones pertenecen al pintor prerrafaelita John William Waterhouse (Roma, 1849 - Londres, 1917).

10 comentarios:

  1. Paloma, en alguna reseña he hablado de lo mucho que me gusta y admiro la narrativa de Rosa Montero, Esta es una de sus novelas que más me gustaron, por lo que vive la protagonista, por las historias en las que se recrea y con las que nos recrea, por sus personajes tan colmados de pasiones y dudas, de sabores agridulces que a veces llegan a ser hasta amargos. Y por supuesto, por las críticas (que leemos entre los renglones de sus letras), a nuestra sociedad actual que no deja de simbolizar en casi todas sus novelas...

    Me ha encantado tus reseñas y agradezco la presentación de éste autor pictórico que desconocía, tendré que investigar sobre él.

    Saludos

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  2. Ya veo la impronta que Rosa Montero ha dejado aquí.
    Como ya he dicho, esta es la primera novela suya que leo, pero no será la última.
    Y sí, es cierto, en sus novelas teje entre las páginas historia y crítica, y eso es muy valiente.
    Intentaré volver a leer algo de ella.
    Me alegro de haber hecho que descubrieras a Waterhouse, con sólo escribirlo en tu teclado quedarás maravillada con todas sus pinturas, medievales y mitológicas.
    Además, es ver su obra y ya sabes que le pertenece, tiene unas características estilísticas muy marcadas, y a mi me encanta.

    Gracias por comentar, un saludo.

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  3. Hola.

    Una de mis escritoras favoritas.
    Esta novela la leí hace tiempo y, aunque sabía que me había gustado, no la recordaba bien.
    Tu excelente reseña me la ha recordado.
    Y, como siempre, brillantemente ilustrada.

    Un beso.

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  4. Sí, me consta que has leído todos los libros que comento.
    Me alegra que coincidamos siempre en la calidad de sus lecturas.
    Y gracias por deleitarte en las obras que con tanto cuidado escojo para ilustrar mis comentarios, pues para mí la parte visual es muy importante para que la lectura sea lo más amena posible.
    Gracias y un saludo.

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  5. ME ha gustado lo que cuentas, así que tendré que descubrir a esta autora, de la que no he leído nada.
    Saludos

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  6. Me alegro por ello.
    Gracias por comentar, un saludo.

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  7. Paloma, me suena mucho ese título aunque no lo he leído aún. Preciosas las ilustraciones con que acompañas tu reseña.

    Abrazos

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    Respuestas
    1. Ah pues ya sabes, te lo recomiendo encarecidamente.
      Gracias por mirar las ilustraciones, es que es imposible no fijarse, la obra de Waterhouse es sencillamente preciosa.

      Un saludo.

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  8. Hola Paloma
    cada vez estoy más perplejo porque mis prejuicios me hacían creer que Rosa Montero era una escritora más volcada en época actual y entornos urbanitas, y por tu reseña y otras sobre otros libros suyos, veo qu etiene otros registros temáticos.
    Con los fragmentos que has escogido, dan gans de leer la novela, así que la apunto.
    Y por supuesto me apunto también a este enorme ilustrador qu enos has descubierto: John William Waterhouse.
    Muchas gracias.

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  9. Pues imagínate yo, que es la primera novela que leo de Rosa Montero.
    Por lo que decís, si no, puedo creerme perfectamente que ambienta todas sus historias en la Edad Media.
    Pero me ha gustado mucho descubrirla.
    Y me alegro de haberos descubierto a todos a Waterhouse, no se olvida fácilmente.

    Gracias por comentar, un saludo.

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