Piel es el título del tercer poemario de Eloísa Pardo Castro, y, aunque llevaba un tiempo con ganas de hacerme con él, llegó a mí en el momento menos esperado y de la mano de su propia autora.
Ya había leído en Redes Sociales, algunos de los poemas que contiene el libro, pero palparlo, olerlo, sentirlo, es algo que solo podemos hacerlo a solas, porque ese abrazo entre el poema y nuestras emociones, es una relación íntima entre el libro y la lectora.
La poesía de Pardo Castro, habla de tú a tú a sus lectores, utilizando un lenguaje sencillo capaz de remover las fibras a golpe de palabras verso que buscan la luz de cada día a través de las vivencias y de lo cotidiano.
En ocasiones, juega con la visualidad de sus poemas formando a veces un oleaje de versos, y otras, como banderas sacudidas por el viento de esa rosa que se tatuaba en el suelo del portal de su niñez.
Leer a Eloísa Pardo Castro, ha sido como subirme a una máquina del tiempo que me teletransportara a mi niñez en el primer capítulo del poemario, titulada "La rosa de los vientos", y lo hizo a través de versos que describen esas vivencias de una memoria común a una generación:
(...)Yo bajaba a ver a mi amiga,
con pan y chocolate
en una mano
y con la imaginación
bien apretada,
dentro de la otra.
.../...
(...)Y olía a boniatos,
a cocina encendida
y a tebeos,
a infancia sorprendida
que volcaba en cuadernos
de tapas azules y naranjas.
.../...
(...)Olor a tierra mojada y recortables.
Desfile de hormigas,
contentas, suponía,
con las miguitas que dejaba caer del bocadillo,
con el polvillo a salobre de cáscaras de pipas.
Eloísa nos pasea por sus recuerdos y a la vez, quizá sin saberlo ella, también por los nuestros. En la segunda parte del libro "Esquinas dobladas", la niña que fue, se convierte a veces en una adolescente inquieta y curiosa que busca saber y experimentar todo aquello que la vida le ofrece:
Las primeras minifaldas, aquella boina reclinada,
rímel azul y botas altas
y una curiosidad escondida entre los pechos livianos (...)
Y en otros versos, es una joven mujer a la que comienzan a perseguir los poemas...
Son ya varias noches en las que me visita la poesía.
Un poema se acerca en el silencio de la alcoba
y se mete en mi cama (...)
.../...
Se me enredan las palabras
en el cuello,
danzan, locas,
cuando intento coger algunas (...)
"Piel", es la tercera parte del poemario y la que da título al libro. Aquí la poeta se desnuda a jirones y nos muestra textos más intimistas en los que analiza una a una emociones como el dolor, y aquello que la eriza inesperadamente...
Un día de estos
dejaré salir a esa mujer
que escondo dentro(...)
.../...
Necesito respirar con fuerza,
hondamente,
enviar al fondo de mi cuerpo
todo el aire que se enreda
en las esquinas de esta casa vacía (...)
.../...
No sé de dónde ha salido
este olor a amapola y llanto,
a trueno y a despedida(...)
.../...
(...)Cuando nadie me ve
arranco las fotos del principio
y dejo las hojas del álbum limpitas,
disponibles,
para pegar esos instantes encendidos y plenos
que aún me debes (...)
Y con estos poemas de cenizas, llegamos al "Abanico de nostalgias", cuarto capítulo del poemario, que hilvana textos entre la supervivencia y la rabia:
Tengo un cicatriz en el pecho izquierdo,
estoy marcada por la noche
y por el ruido (...)
.../...
En las esquinas del miedo me apoyo y observo, con ojos entornados, el fragor de la batalla (...)
.../...
Y caí.
Caí como esos edificios
desahuciados
que implosionan hacia
la culpa (...)
.../...
(...)Llegará la noche y el invierno
y te comerá la boca
y hará un nido estúpido
en tu cintura (...)
Piel, es sin duda un poemario de dolor con un canto incontenido a la vida. Es el ave feníx que se incinera para resurgir una y mil veces de manera pletórica. Y, tras el nuevo amanecer al que nos va llevando en su tercera parte, en el capítulo final, "Noches de lunas menguantes", sentimos de nuevo la caída sin fondo que es el viaje hacia la despedida de la madre-hija. ¿Cómo se vuelve de este viaje entre el deterioro global y la pérdida de recuerdos en una madre? Evidentemente, Elosía Pardo Castro, lo hace a través de la poesía. Es así como se salva una vez más, del dolor y de la pérdida.
(...)Mi madre tiene ocho años
y tengo que cuidar de ella.
Por la tarde me pide el espejo
y se perfila despacio la tristeza y los recuerdos (...)
.../...
(...)Yo le diré más tarde que ya dí cuerda al reloj,
que las cortinas están limpias
y que llevaré los libros al desván
para dejarle espacio(...)
.../...
Mi madre ha muerto.
Ha dejado su silla vacía
y suelto el timón de la nave(...)
.../...
(...)hoy me he levantado sin piel.
Será por eso (...)
Un poemario para leer a sorbitos, y disfrutar de una poesía que huye de los adjetivos para hacerse fuerte nombrando a las cosas como son, y no dejar indiferente a sus lectores.
Magnífica la presentación que nos haces de "Piel", una pinceladas que dejan sembrada la necesidad de rozarla y hacerse con su tacto y su lectura.
ResponderEliminarUn abrazo.
Francisco, ya sabes que Asun es muy buena haciendo reseñas, y sí tendremos que leerlo. Un abrazo y gracias por entrar y comentar.
EliminarGracias querido amigo Paco. Eloísa es una autora que merece visitar sus textos, bien sean de poesía como de narrativa. Un abrazo
ResponderEliminarMe dejas con ganas de conocer a esta autora y de sumergirme en sus versos.
ResponderEliminarBesotes!!!
Querida amiga, muchas gracias por esas palabras que elevan mis poemas y me provocan recordarlos de nuevo, estrenarlos. Un abrazo. Nos vemos pronto.
ResponderEliminarNo la conocia
ResponderEliminarBrindemos por la vida
Qué versos tan ciertos, todo es retazo de nuestra vida amorosamente expresado. Gracias. Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias por la info! es genial! saludos!
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