2 de noviembre de 2012

Cinco horas con Mario, Miguel Delibes




Cinco horas con Mario, Miguel Delibes


Contaba Miguel Delibes que empezó a escribir su novela con Mario como protagonista principal y un narrador en tercera persona.  Cuando llevaba un montón de páginas se dio cuenta que no funcionaba esa voz, tampoco podía escribirla en primera persona por el tipo de personaje que la censura rechazaría en aquellos años, entonces pensó hacer un experimento narrativo. Utilizaría la voz de Carmen Sotillo, en un monólogo dialogado con su difunto marido, al que le lanza preguntas sin respuesta posible, mientras relata episodios de su vida en común dejando ver su enorme frustración como mujer durante los veintitrés años de su matrimonio.

Según palabras del propio autor sobre el libro
“En la historia de Menchu y Mario hay sucesivos enriquecimientos, pero escasos progresos. Es una historia varada; no anda. Yo podía haberla dejando en la mitad o haber seguido hasta el infinito”

 En la introducción de Antonio Vilanova cuenta, que Delibes llevó a cabo una proeza narrativa al dar vida simultáneamente a los dos personajes de la novela a través del monólogo.  Por un lado está Mario, a quien la viuda se dirige como si viviese todavía, en  un íntimo soliloquio por medio del cual habla mentalmente con un interlocutor pese a que ya no puede responderle. Por otra a Carmen, dolorida y patética imagen de una mujer frustrada por el fracaso de su matrimonio, caracterizado por la insatisfacción sexual y la incomunicación sentimental, que no le ha impedido ser madre de cinco hijos. Y víctima al propio tiempo, de la absoluta incompatibilidad de caracteres que la ha distanciado de un marido del que ya no parece estar enamorada, ante el cual muestra un evidente complejo de inferioridad, pero de cuya conducta personal y  humana se siente profundamente avergonzada. Un marido cuyas ideas políticas, impropias de la clase a que pertenece, le parecen totalmente equivocadas y  cuyas preocupaciones éticas de moralidad pública y justicia social no comparte ni comprende.
A través del largo monólogo interior de Carmen,  repetitivo, incoherente y deshilvanado, cuya ininterrumpida enumeración de quejas y agravios revela  la existencia de unas preocupaciones recurrentes y obsesivas. Durante la narración le llama: zascandil, zoquete, adoquín,  haragán, botarate, tonto de capirote, pedazo de alcornoque…
Y es que, a pesar de la intención deliberada del autor, que se ha propuesto hacer de Carmen un personaje francamente odioso y negativo, la verdad  humana que encierra, su arrolladora vitalidad, y su fisonomía inconfundible de personaje típico, perfecto exponente de las ideas y creencias tradicionales, vigentes en un determinado momento histórico dentro de la clase social a que pertenece, la han convertido en uno de los caracteres más logrados y certeros de la novelística española de postguerra. Por sorprendente y extraño que parezca, el secreto de este logro estriba en que el autor, consciente de haber cargado excesivamente la mano al perfilar los rasgos negativos que caracterizan a ese personaje, se ha esforzado al propio tiempo en mostrar las causas que determinan y justifican la mayor parte de sus reacciones negativas, para que podamos comprenderle.
Desde el punto de vista humano, se trata de una mujer buena y honesta, que ha sacrificado su vida entera a sus obligaciones de ama de casa y madre de familia. Una mujer reprimida e insatisfecha en sus aspiraciones económicas y en sus deseos de figurar socialmente, que se ha mantenido siempre fiel a sus deberes de esposa, pese a la apatía sexual que le reprocha con insistencia a su marido y a los frecuentes requerimientos de que ha sido objeto por su llamativa belleza física. Mujer inculta por falta de una instrucción adecuada, que oculta su profunda ignorancia bajo el superficial barniz de distinción de una niña bien y sus buenos modales de señorita.
Carmen Sotillo acapara la atención del lector y convierte su frustración humana y social de casada quejosa e insatisfecha en el tema principal del relato. Apareciendo como la víctima de un matrimonio desigual y equivocado, entre personas pertenecientes a una misma clase social, pero educadas en distintos ambientes y adscritas a ideologías contrapuestas y antagónicas, correspondientes a los dos bandos en pugna durante la guerra civil.

Fragmento capítulo XXIV:

“Y no creo que ande mal de los nervios por eso, cabeza dura, que muchísimas veces pienso que tú estabas bien cuando estabas mal, y mal cuando estabas bien,  aunque parezca un despropósito. Los nervios, los nervios..., Los nervios salen a relucir cuando se está demasiado bien,  eso, cuando uno tiene todo resuelto y vive sin preocupaciones. Entonces salen los nervios y todo lo que tiene que salir, que no sé a santo de qué esa perra…”


10 comentarios:

  1. Uno de los monólogos más potentes de la literatura.
    Saludos

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  2. Una gran obra, con una fuerza que pocas tienen. Con denuncia, con crítica, con amargura... Imprescindible.
    Besotes!!!

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  3. Un clásico =)
    Leí la novela hace años, me encantó

    Besotes

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  4. Una de mis novelas preferidas (de Delibes, de la novela del siglo XX, y de la historia de la literatura en general). Te parecerá una locura, pero cuando la acabé de leer por primera vez, me enamoré de Carmen Sotillo.

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  5. Interesante esta entrada gracias por esta presentación.

    Saludos desde Abstracción texto y Reflexión

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  6. Hola Loli.
    Me ha gustado muchísimo cómo enfocas los antecedentes, la primera intención de Miguel Delibes de narrar en tercera persona y a medida que sigues escribiendo la reseña, cómo la transformas en un estudio del personaje. Es de estas novelas importantes que tengo pendientes de lectura. Gracias.

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  7. ¡Vaya comentario más bueno de ese libro inolvidable de Delibes!
    Delibes, para mí, ha sido un escritor de esos que te llegan a enamorar.
    Creo que habré leído todo lo que escribió y, conociéndole a través de lo que han dicho de él y, viéndole un día dando un paseo, no podía comprender que de un hombre tan serio, y con una cara tristona o muy poco expresiva, pudiesen salir narraciones maravillosas llenas de buenos sentimientos que me hacían vibrar.
    Pese a ello, llegué a descubrir que tenía un corazón maravilloso y que su expresión, pudiera ser el reflejo de todo el sufrimiento de su corazón al haber perdido al amor de su vida.
    ¡enhorabuena!
    Abrazos.
    Kasioles

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  8. Una novela que tengo pendiente, aunque conozco la historia por la obra de teatro que representó Lola Herrera. ¡Impresionante! Gracias por compartirla.

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  9. A mi me gustó mucho este libro, pero todavía más la obra de teatro interpretada por Lola Herrera. Magnífica.
    Un abrazo

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  10. Me gustó mucho leer este comentario de un libro que me encantó leer. Me gusta muchísimo acercarme a este autor dueño un arte y un léxico envidiable.

    un abrazo.

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