Un libro triste, decadente, como Eloy, el protagonista de 70 años que acaba de jubilarse. De hecho, la historia comienza con la ceremonia de despedida del Ayuntamiento, donde trabajaba. A partir de ahí, Eloy Muñoz irá decayendo poco a poco, inmerso en la rutina, las conversaciones recurrentes y el peso de los recuerdos. Por eso el narrador hace que el anciano repita las mismas frases, para que la atmósfera resulte más tediosa.
Pero, sobre todo, lo que le asusta es saberse en la "antesala de la muerte", que es lo que es para él la jubilación. Según él, le "ha salido la hoja roja en el librillo de papel de fumar", lo que significa que los papeles están a punto de acabarse y de ahí el título de esta novela de Delibes.
Le acompañan, en sus rutinas, su amigo de siempre, Isaías, con el que acostumbra a pasear: "Uno y otro caminaban despacito, como con desgana y la conversación fluía asimismo despacito, como con desgana. Su relación estaba hecha de silencios y acuerdos tácitos." Y la Desi, la criada, que se convierte en la otra protagonista y que nos trae el mundo del pueblo, con sus motes y anécdotas que nos recuerdan a El camino. Tanto la Desi como don Eloy se enfrentan a la soledad y es eso precisamente lo que los une.
En definitiva, un libro que hace reflexionar sobre el final de la vida.
Pero, sobre todo, lo que le asusta es saberse en la "antesala de la muerte", que es lo que es para él la jubilación. Según él, le "ha salido la hoja roja en el librillo de papel de fumar", lo que significa que los papeles están a punto de acabarse y de ahí el título de esta novela de Delibes.
Le acompañan, en sus rutinas, su amigo de siempre, Isaías, con el que acostumbra a pasear: "Uno y otro caminaban despacito, como con desgana y la conversación fluía asimismo despacito, como con desgana. Su relación estaba hecha de silencios y acuerdos tácitos." Y la Desi, la criada, que se convierte en la otra protagonista y que nos trae el mundo del pueblo, con sus motes y anécdotas que nos recuerdan a El camino. Tanto la Desi como don Eloy se enfrentan a la soledad y es eso precisamente lo que los une.
En definitiva, un libro que hace reflexionar sobre el final de la vida.
Delibes siempre ha sido un escritor de historias tristes. Parecía tener un ojo especial para encontrar la desesperación desde distintos puntos de vista pero con absoluto realismo. No he leído este libro, pero espero que será una de mis próximas lecturas.
ResponderEliminarUn saludo.
Sí, tienes razón: sus historias siempre tienen una tristeza especial.
EliminarQué novela tan buena, qué prosa más sencilla y delicada, qué apegado al terreno el bueno de Delibes. Por naturaleza somos seres inconformistas y con frecuencia ni sabemos lo que queremos ni lo que nos conviene: de niño quisiéramos ser hombres y de hombres niños. ¡Magnífico libro!
ResponderEliminarY qué bonitas tus palabras, Francisco!
EliminarComo dice Mariuca, la tristeza siempre está presente en las historias de Delibes. Pero su forma de contar, sus reflexiones, sus historias tan reales, tan cotidianas, hacen que sus historias siempre nos enganchen. Este libro aún no lo he leído, pero caerá seguro.
ResponderEliminarBesotes!!!
Una novela realista, me contó un psicologó que la mayoría de sus pacientes jubilados eran hombres porque la mujer se distraía en el hogar, no he leído esta novela pero por el comentario creo que su soledad es por no tener un ser que lo anime a buscar aotros caminos.
ResponderEliminarAy, Delibes! Siempre acariciándonos la fibra sensible. Tiene muy buena pinta pero está claro que tendré que reservarla para un momento en que el que mi estado de ánimo esté a tope ;)
ResponderEliminarUn besin
Tengo este librito apuntado para el Reto Miguel Delibes, y creo que lo disfrutaré como todo lo que he leído de este magnífico autor. Gracias por tu reseña.
ResponderEliminarBesos
Delibes y sus añoranzas de tiempos mejores...
ResponderEliminarSabes? dicen que quien siente añoranza es porque en alguna época de su vida se sintió plenamente feliz. :-))
Un gran libro, sí señor, recomendado y regalado por si señor padre (el de la tinaja) años ha. El pesimismo de Don Miguel siempre tan teñido de compasión y cariño.
ResponderEliminarSaludos
¿Decadente? ¿Triste? Lo siento, pero necesito alegría; aun con todo gracias por la recomendación, seguro que en otro momento me llama la atención.
ResponderEliminarBSS...desde el blog de Fr@nela
Triste realidad si no se sabe organizar al vida cuando toca, triste si solo miramos el pasado y nos anclamos en los recuerdos. Saludos.
ResponderEliminarDelibes siempre genial.
ResponderEliminarAcabo de descubrir tu blog y te sigo. Un saludo!
Leí hace unos meses de nuevo "El Camino", y me gustó aunque el mundo que reflejaba me parecía que era mucho más lejano del tiempo cronológico transcurrido. Una pequeña joya, sin embargo...
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