Quiero empezar mi reseña con el título de este poemario que ya de por sí da prueba de una gran originalidad y efectividad, al producir en el lector como una especie de golpe, de sorpresa. Ello es debido a que las palabras “indigente” y “zapatos” no suelen ser material de poesía como lo son por ejemplo las flores, el amor o la muerte. Pero precisamente los “zapatos”, a pesar de estar dentro de un marco tan cotidiano, adquieren aquí un muy claro valor poético y la palabra se repite varias veces como la metáfora esencial de este libro.
“La suela de los zapatos”es además importante estructuralmente, pues forma la segunda parte del poemario, al igual que “El indigente” constituye la tercera parte, con fragmentos numerados y sin títulos.
La primera mención de los zapatos se halla ya mucho antes en “Poesía” en que la autora parte de la “línea quebradiza” descrita por Kafka como “el camino” a seguir y dice: “Construyes -para mis zapatos - un camino de cristales labrados con reflejos.Habla del gran esfuerzo de andar, pero de que le han dado un puente y que sus “pulmones llevan su voz sobre sus pies”. Los pies al igual que los zapatos aparecen también aquí como los portadores de su cuerpo y de su espíritu.
En otro poema Asunción toma el doble significado de la palabra “planta”, para describir el andar, el movimiento humano en su totalidad: “Suelo sembrar cada mañana - la planta de mis pies - al levantarme - para que me reflorezcan poemas - bajo los tacones
Otros poemas subrayan igualmente esta visión del que camina y camina errante: .siempre viajera en tus” zapatos - El mejor momento para “comenzar a desgastar sin miedo - la suela de los zapatos.
“Y el alma perdida - entre zapatos de gamuza. - Todo ello le devuelven - los cristales de la habitación. El campo semántico de los poemas culmina, como ya hemos visto, en el “caminar...” con las frecuentes repeticiones de: “tacones, pies y zapatos”.”
“Y el alma perdida - entre zapatos de gamuza. - Todo ello le devuelven - los cristales de la habitación. El campo semántico de los poemas culmina, como ya hemos visto, en el “caminar...” con las frecuentes repeticiones de: “tacones, pies y zapatos”.”
En la obra poética de Asunción Caballero se reconocen dos vertientes muy marcadas: Por un lado una poesía intimista, inquisidora y sincera, en que describe su vida y sus preocupaciones muy actuales del siglo XXI: tareas que hay que realizar y de las que uno quisiera desconectarse, sus dificultades con la técnica de ambivalentes consecuencias, su desconfianza hacia un Dios salvador, la pregunta que la atenaza de por qué no llora nunca su hermana, etc. Y al mismo tiempo muestra su obra un gran compromiso social con los pobres, los necesitados, todos los heridos de nuestra época. Su empatía llega hasta el punto de que se reconoce a sí misma como a uno de los indigentes, así en los versos siguientes:
“Para ser persona, - hay que llorar con el afligido,- reír con el ilusionado, - calzarse los zapatos del indigente - y desterrar la soberbia del poderoso.”
Y lo mismo se constata también en otro poema: “Dime vida, - si alguna vez - sentiste dolor al descubrir, - mis zapatos - de indigente."
En muchos casos va más allá de lo personal, apoyándose en citas de seres que la inspiraron como por ejemplo Federico García Lorca, Fernando Pessoa, Ana Rossetti y Rosa Luxemburg: Ésta escribió: “Lo más revolucionario que una persona puede hacer es decir siempre en voz alta lo que está ocurriendo.””Esto mismo es lo que hace Nuestra poeta también, denunciando el destino de los niños hambrientos, drogados, las mujeres maltratadas, los suicidios de jóvenes, los drones y otros horrores como las mutilaciones genitales de niñas en algunos países. La inquietan muy especialmente las injusticias contra la mujer y es uno de los portavoces más activos en el movimiento de “Mujeres poetas internacional.
En muchos casos va más allá de lo personal, apoyándose en citas de seres que la inspiraron como por ejemplo Federico García Lorca, Fernando Pessoa, Ana Rossetti y Rosa Luxemburg: Ésta escribió: “Lo más revolucionario que una persona puede hacer es decir siempre en voz alta lo que está ocurriendo.””Esto mismo es lo que hace Nuestra poeta también, denunciando el destino de los niños hambrientos, drogados, las mujeres maltratadas, los suicidios de jóvenes, los drones y otros horrores como las mutilaciones genitales de niñas en algunos países. La inquietan muy especialmente las injusticias contra la mujer y es uno de los portavoces más activos en el movimiento de “Mujeres poetas internacional.
La autora expresa toda la carga, pero también el orgullo de una emancipación femenina total, aunque ésta a veces pueda implicar la soledad,”como lo dice Monique Wittig en la cita que precede a la segunda parte del libro: “Hubo un tiempo en que caminaste sola, - escribiste sola, estudiaste sola – te vestiste sola.- Recuerda ese momento.”
Otra gran preocupación de nuestra poeta es el deterioro asfixiante del medio ambiente, que sintetiza en los dos versos siguientes en mi opinión magistrales: “He visto envejecer al aire – he visto las arrugas en la piel del aire.
Autora de la reseña :
Pilar Baumeister Andreo
Doctora en Filología Alemana e Inglesa por la Universidad de Colonia
Poeta y escritora de relatos
Últimamente ha publicado en español el libro de relatos Dos países que se quieren