El día 11 de mayo, en la Escuela
del vino de Cehegín se presentó en sociedad Lucrecia
López Guirao con su opera prima “Hebras de azafrán” (Editorial Nuevos Ekkos,
colección La palabra inquieta)
En
la presentación participaron:
Maravillas Fernández García, Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Cehegín, Lidia González, editora de Nuevos Ekkos y Asunción Caballero, poeta, autora del prólogo y directora de la colección
Maravillas Fernández García, Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Cehegín, Lidia González, editora de Nuevos Ekkos y Asunción Caballero, poeta, autora del prólogo y directora de la colección
Aquí os dejo el prólogo del
libro a modo de reseña del mismo.
LA ROSA DEL AZAFRÁN
Amadrinar el primer libro de una autora, es un acontecimiento lleno de
alegría y si para más añadidura, se trata de un poemario que con lenguaje
cotidiano, habla de las rutinas diarias y se acerca al día a día de numerosos
lectores, que se ven reflejados en sus versos, es también una gran
responsabilidad que asumo desde mi humilde visión de poeta.
Su autora, Lucrecia López Guirao, llega al mundo de la poesía de manera
sosegada, con la tranquilidad de las cosas que se hacen disfrutando del sabor
que deja resonancias dulces en el paladar. Sin prisas por ocupar ningún puesto,
Lucrecia va dejando la impronta de un sello personal, lejos de los tópicos y de
los lugares comunes, según va creciendo a la velocidad de sus versos.
Este poemario ha tomado impulso a lo largo de cinco años, los mismos que la
autora lleva madurando la poesía, que desde siempre le ha brotado de sus nobles
sentimientos.
Lucrecia es una mujer comprometida con las sociedades del planeta en el que
nos corresponde vivir hoy. Un universo caracterizado por la globalización de
las economías y los conflictos que sobrepasan el entorno de cada país para ser
mundiales.
La poeta observa estos conflictos que generan desigualdades entre los
ciudadanos y, respetuosa con las diferencias que nos individualizan las acepta
como entes generadores de nuevas experiencias: aquellas que nos aportan la
visión y la cultura del otro. Y lo acepta, repito, sin miedo, con la rotundidad
de un credo universal que nos une y nos ayuda a crecer como personas.
Desde ese humanismo solidario, la autora nos da la oportunidad de que
conozcamos los sentimientos que la inquietan a través de estos poemas de verso
libre que he visto granar lentamente, hasta adquirir esa presencia adulta capaz
de conmover a sus lectores de este libro que lleva un título cargado de
significado: Hebras de azafrán.
La autora: Lucrecia López |
Así, como los estigmas de la rosa del azafrán, el poemario que hoy tienes
en tus manos impregnará tu piel con sus versos-hebras,
que intentarán entrelazarse a tus emociones desde los primeros poemas.
Hebras de azafrán está dividido en dos partes. En la primera, la autora nos
lleva de la mano por los diecinueve poemas que la integran y nos muestra cómo
recorrer las raíces-hebras de su
entorno más inmediato: el hogar, el amor, la familia…
(…) Me
gustan / las líneas de tus piernas / trenzadas a las mías / como savia / de
pino joven.
(…)
Contigo / el bosque se hace semilla / en mis manos / y la hiedra brota / sin necesidad
de agua. Mi madre tiene miedo / a olvidar el sonido / de su risa (…)
(…)
Quizá sea hora / de dejarte marchar / de llenar esa maleta / que guardo entre
mis sueños.
Porque para Lucrecia, la familia es el nexo con la vida, el motor que la
impulsa hacia adelante y, a la vez, el contrafuerte que sostiene sus lágrimas
de amargura. No podría existir este primer libro sin los poemas que la autora
dedica a sus padres, sus hijos, al hombre que la acompaña y al hogar que
conforman todos ellos.
En la segunda parte del poemario, Lucrecia, una vez que ha unido las
Hebras, sale del entorno inmediato y se expande al mundo como mujer social,
llenando de Azafrán, con su color y condimento, todo lo que está a su alcance.
La madre, la hija, la amante, la amiga, desarrolla unos largos pétalos a
modo de antorcha, de llama incombustible, con la que iluminar los caminos de
los refugiados; de los niños de las guerras; de la mujer silenciada; de los
ahogados en el mismo mar al que se asoman sus veranos y de los que sufren fobias
por ser diferentes. Por todos ellos, Lucrecia López Guirao se agranda através
de sus poemas y les pone voz en los foros, en donde mete a golpe de verso, el
dedo en las mentes dormidas que no son capaces de mirar más allá de su ventana,
o que no saben cómo ayudar a quienes lo necesitan.
Y es en este capítulo donde, el lector, descubre a esta rosa de azafrán que
es capaz de gritar versos contra las injusticias:
(…)
Ninguna eligió ese otoño / que sacudió su miedo / derramado en la alfombra.
(…)
Días enfermos / ante el cáncer / de una guerra / sin sentido.
(…) A
menudo la sigue, / siempre al mismo lugar: / un callejón oscuro / donde
entierra su risa.
(…)
Nadie compartió sus lágrimas / en una noche de azul intenso / cuando yo creía
que la luz, / rompía las olas / de un mar en calma.
Lucrecia López y Asunción Caballero |
A los versos claros y sin florituras, fértiles en verbos y sustantivos, con
los que la autora nombra aquello que sus ojos de poeta observan, los lectores
añadiremos los adjetivos precisos y recapacitaremos sobre el rumbo de nuestros
días.
Como madrina de esta obra, te invito a leer los cincuenta y seis poemas que
la componen y, a interpretar por ti mismo, estas Hebras de azafrán.
Autora del prólogo: Asunción Caballero
Lucrecia López Guirao. Cehegín (Murcia)
Es Graduada en Educación Infantil por la Universidad de Murcia.
Sus poemas han sido recogidos en antología como NEcesarias PALabras (Unaria
Ediciones-2015), “Flores del desierto” (Unaria Ediciones-2016), “SALAM Antología
de poesía hispanoárabe actual” (Editorial Lastura 2017) ; así como en diversas
antologías digitales.
Como gestora cultural, ha coordinado el festival Grito de Mujer en Cehegín
y Caravaca de la Cruz (Murcia); y el Festival de poesía de Cehegín (verano
2018).
Mi enhorabuena a las dos, a Lucrecia por este poemario que acaba de ver la luz y a Asunción Caballero por esta nueva aventura en la que se embarca.