Cada vez me resulta más complicado dar una opinión personal y objetiva de una novela, más aún cuando apenas hay referencias de otros lectores por ser novedad editorial como en este caso Far Leys, de Miguel Ángel Oeste.
Una novela sobre la vida de un músico maldito, Nick Drake que en 1974, con solo veintiséis años, fue hayado muerto en la casa de sus padres, la mansión Far Levis.
La trama de la novela comienza treinta años después, narrada a través de dos personajes, Jane MacDonals una mujer que conoció y amó a Nick sin ser correspondida por él. Profundamente marcada por un sentimiento de culpabilidad, por la muerte de su hermano Ian en la infancia y por el recuerdo obsesivo de Nick Drake, que a pesar de ser la persona más importante en su vida, no pudo hacer nada por salvarlo. Se traslada de Londres a Nueva York y allí recibe la visita de Richard, un actor con una vida personal complicada, que quiere hacer una película sobre la figura del músico y de aquella época mítica, vertiginosa e intensa, de la sociedad sumida en la euforia de las drogas, el sexo, la soledad, las fiestas y sobre todo la música como telón de fondo a finales de los años sesenta y principios de los setenta.
A través de las entrevistas que hace Richard a los distintos personajes que conocieron a Nick Drake, nos va sumergiendo los recuerdos no tan míticos y nos muestra a un Nikc humano, sensible, que lo que desea ante todo es dedicarse a su única pasión, la música, por lo que debe enfrentarse a la oposición de su padre al dejar los estudios.
Nos adentramos en la vida del músico a través de la visión de estos dos narradores subyugados por la muerte, por la persecución de fantasmas que, de manera más que simbólica, convierte en fantasmales sus propias vidas.
Una novela con imágenes muy potentes, que nos descubre a ese músico maldito que deseaba la fama y que murió sin ser reconocido. Un personaje tímido, suave como lo denominan en alguna ocasión, con un terrible miedo escénico que necesitaba horas para afinar su guitarra, convirtiendo en desastre sus los conciertos. Sus canciones se hicieron famosas después de su muerte, gracias a un anuncio de televisión. Ahora es considerado un músico de culto, cuando en vida solo logró vender algunas copias de sus tres discos.
“Él era una esponja y le gustaba captar y descubrir nuevas visiones del mundo. Reflexionaba sobre los cambios que se producían y tomaba la iniciativa cuando algo le interesaba. Con los años se fue alejando por su propia voluntad hasta que decidió desaparecer. Fue su elección.”
Siempre nos preguntamos qué hay de verdad y de ficción en este tipo de novelas que giran sobre un personaje real. Nos cuenta Miguel Ángel Oeste que unos son inventados (Janet) pero otros son reales, que conocieron realmente a Drake. Richard está inspirado en el actor Heath Ledger, muy conocido por su interpretación en “Brokeback Mountain” o “El caballero oscuro”. Ledger quería hacer una película sobre Nikc Drake e incluso, antes de suicidarse lo que rodó fue un cortometraje basado en la vida del músico, con una de sus canciones “Black dog” en la que se habla de la depresión. El cortometraje lo protagoniza Ledger y aparece suicidándose, meses más tarde con veintiocho años, lo haría en la vida real.
-A tu lado siempre estaré sola. No puedes remediarlo. Es algo que está en ti.
No podía escribir.
¿qué coño significaba eso?
-A tu lado siempre estaré sola. No puedes remediarlo. Es algo que está en ti.
No podía escribir.
¿qué coño significaba eso?
Por eso cada lector puede opinar que le apasiona o no, pero no le dejará indiferente esta nueva novela de Miguel Ángel Oeste, por mi parte considero que está escrita con una voz propia, agilidad literaria, dónde se nota un concienzudo trabajo de investigación del que solo nos muestra algunos destellos necesarios para hacerla creíble.
Escuchar la música de Nick Drake mientras se lee la novela es todo un deleite, pincha aquí si quieres escuchar algunos de sus temas.
Escuchar la música de Nick Drake mientras se lee la novela es todo un deleite, pincha aquí si quieres escuchar algunos de sus temas.
Loli Pérez