Vive en Cehegín, donde ejerce como maestra de Educación
Infantil, una vocación que le acompaña desde muy pequeña. La semilla de la
poesía está en ella desde sus primeros años, aunque será en el 2014 donde
contactó con varias poetas, que harán que esta pasión se comprometa con
diferentes causas e inicie un camino de búsqueda y aprendizaje.
Al mismo tiempo ha coordinado, y sigue haciéndolo en
diversos actos y/ o festivales culturales de poesía durante varios años. Ha
participado en varias antologías colectivas como NEcesarias PALabras (2015),
Flores del desierto (2016), Salam poesía hispano-árabe actual (2017), Tinta de
escritores. Antología hispanoamericana contemporánea (2021) entre otras.
También ha colaborado con sus poemas en diversas antologías
digitales con Poetas con Palestina, Poetas y Poemas contra la violencia a la
mujer, Madres de la Plaza de Mayo, Pobreza y otros.
En el 2019 presenta su primer poemario Hebras de Azafrán de
la editorial Nuevos Ekkos. Colección la Palabra Inquieta.
1.-Lucrecia, tengo en mis manos “La respuesta del viento” tu segundo poemario. ¿Sueles hablar a menudo con el viento?
L.L.G.-En ocasiones siento la necesidad de salir a andar, de conectar con la naturaleza de llenar mis ojos de monte, de árboles, de cielo… en ese caminar hay momentos en los que el viento me da en la cara y me invita a hablar con él de las cosas que me inquietan.
Siempre hallo una respuesta en él. Una respuesta sosegada, que pone paz en mi vida y me hace ver la parte de responsabilidad que tengo en cada cuestión.
Hay cosas en las que el viento me hace ver que no tengo nada que hacer y otras veces me da fuerte en la cara y me dice: “ Eh tú espabila que no es normal que todo te pase a ti”. Es el momento en el que me doy cuenta de mi papel en mi vida.
2.- Un libro en el que destaca su contenido social y la denuncia de las desigualdades, como lo dejas ver en los poemas “La chica de Cáritas”, “Carmen Montes", "Tristeza en sus ojos"… entre otros. ¿Son estos los temas que más te mueven a escribir?
L.L.G.-Realmente es una temática que me conmueve, me
hace vibrar y de ella salen poemas como los que has nombrado.
Podría decir que la injusticia me hace escribir. Es como si sintiera
que escribiendo les echo una mano. Como si mi poesía fuera un remedio casero
para paliar el dolor que nos rodea.
En un poema escribo que me da vergüenza seguir haciendo las camas o la
comida cuando acabo de oír que han matado a una mujer. Esto ocurre porque
siento que se está normalizando la injusticia, la desgracia. Todo vale mientras
no me toque a mi.
Pero hay de aquel o aquella que se sienta intocable. ¿Quién lo es?
Antes buscábamos diferencias entre la gente que vivía una guerra y nosotros. Razones de religión, de límites, habían hecho que territorios como Palestina vivieran una guerra a través de los tiempos, pero ahora nos damos cuenta que la guerra está dispuesta siempre en un chasquear de dedos.. La vemos cada vez más cerca, pero ni siquiera eso, nos hace ser empáticos o solidarios.
3.- Casi al comienzo del libro, en el poema "Autismo", leemos: Las coordenadas de la felicidad y te pregunto ¿Cuáles son dichas coordenadas?
L.L.G.-Este es un poema que nace de la impotencia.
Yo siempre he creído que una de las funciones de un maestro o maestra
es hacer que tus niños sean felices. Pues bien, con una niña autista que sufre
en un mundo que no la entiende la impotencia está muy manifiesta. Llegar a
estos niños o niñas es muy complicado, ni siquiera sabes si son felices, porque
lo que tú siempre has entendido por hacerles felices o “ las coordenadas de la
felicidad” no sabes si funcionan en ellos.
Para mí, estas coordenadas nos llevan a un lugar donde sentimos que nos quieren, a provocar una risa con payasadas o tonterías, a compartir experiencias, miradas cómplices, serotonina a tope, cosas muy complicadas de vivir en este caso.
4.-Uno de los temas frecuentes en tu poesía es la mujer, tanto el empoderamiento de la misma como la denuncia de la maltratada y así lo dejas ver en poemas como "Ni un solo golpe", " Por una, por todas", … entre otros. ¿Estos poemas nacen como una necesidad ante la "impotencia" y la "rabia”, o porque piensas que tu denuncia ayuda para que de una vez por todas se erradique esa lacra?
L.L.G.-Hay una mezcla en
ellos. Por un lado me mueve la impotencia, pero al mismo tiempo siento que
necesito dejar constancia de mi aprensión.
Creo haber escrito que tanto hombres como mujeres deberíamos gritar
muy fuerte basta ya, y cuantos más seamos, mejor.
No puedo entender, de verdad, como hay quien niega esta lacra. Para mi
es como negar el Holocausto en el que murieron por el solo hecho de ser judíos.
Nos matan porque somos mujeres, nos matan por este hecho.
La sociedad entera necesita despertar.
Hay mucha gente que calla, hay un silencio que mata.
Creo que cada uno o cada una debe asumir su responsabilidad en lo que
está ocurriendo. Todos y todas tenemos mucho que hacer.
Hay que salir de nuestra zona de confort y hablar, denunciar si es preciso.
5.-Hay
demasiada realidad a mi alrededor// Son muchas las cosas que atrapan. //
Así comienza el poema "Ahora", con el que se abre la tercera parte del libro, donde encontramos poemas que hacen referencia a la situación vivida durante la pandemia. ¿Fue para ti una válvula de escape la escritura?
L.L.G.-Fueron meses de
incertidumbre en los que todos y todas nos agarramos a lo que nos hacía sentir
mejor.
En este tiempo yo sentí la necesidad de contar lo que estaba pasando a
través de mi poesía, pero no de una forma tétrica y pesimista, sino todo lo
contrario, como un grito para la esperanza, de ahí mi poema “Pasará”.
Creí que debía dejar constancia de lo que estaba viviendo, pero
también sentí la obligación de dar esperanza.
Fueron días en los que recitaba poesías cada noche como un bálsamo para
lo que estaba ocurriendo. Leí a muchos poetas con los que intentaba mitigar el
dolor que estábamos viviendo y sentía que era así, porque por un ratito, me
olvidaba de todo.
Esa cita puntual con la poesía estaba encuadrada en mis actividades diarias
6.-
"Céfiro, vientos del oeste", la última parte del libro, podríamos
decir que es un canto a tus recuerdos, con poemas como "Canto",
"Pandora", " 30 años sin ti”, "Mi abuela", … en
los que rememoras a tus seres queridos.
¿Has sentido la necesidad de homenajearlos y los has escrito para la ocasión o te han ido saliendo espontáneos en distintas épocas y ahora ha llegado el momento de darles luz?
L.L.G.-En mi poesía siempre está presente mi familia. Ellos han sido grandes
pilares en mi vida.
A lo largo de ella, se van sucediendo fechas que me hace recordarlos y
evocan hechos que he vivido a su lado.
Al escribir estos hechos les doy nueva vida.
Dionisia García nos dice que cuando recordamos traemos al presente una nueva realidad. Esa es la realidad que yo escribo con tintes de nostalgia y cariño.
7.- Muchas gracias por contestar a mis preguntas y si quieres decir algo más es tu turno.
L.L.G.-Quisiera agradecerte
que hayas contado conmigo para esta entrevista sin duda especial, donde puedo
apreciar que has llegado al interior de mi poemario.
Gracias por desmenuzarlo con tanta sabiduría y cariño.
Realmente “La respuesta del viento” está siendo un regalo a todos los
niveles.
Empezando por ese maravilloso prólogo escrito por Dionisia García, plagado de sensibilidad y sabiduría. El epílogo de Asunción Caballero, que realiza un exhaustivo análisis del libro, la editorial con la que estoy trabajando esta vez, murciana, lo que me apetecía mucho, la presentación y toda la gente que se está volcando con este libro.
Chelo de la Torre
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