“Una manta de
calor cubría la tierra. Los cascos de los caballos reverberaban en el Camino
Real.
Un
hombre enjuto y de rasgos afilados encabezaba el grupo, seguido por dos carros
tirados por pencos grises. Dos mozos para cuidar de las bestias y tres
ganapanes para cargar con los sacos de trigo iban a bordo de los vehículos.
Cerraba la comitiva una recua de mulas, que tragaba estoicamente el polvo que
levantaban ruedas y herraduras.
El
que lideraba la marcha retorció las riendas entre los dedos. Tenía que hacer
grandes esfuerzos para no clavar las espuelas en los ijares del caballo y
galopar hacia Écija. Estrenaba aquella jornada el cargo de comisario de abastos
del rey, encargado de reunir trigo para la Grande y Felicísima Armada que Felipe
II estaba preparando para invadir Inglaterra. Como antiguo soldado que era,
aquel encargo llenaba al nuevo comisario de orgullo y responsabilidad. Sentía
que iba a contribuir a la gloria que iba a conquistarse en los próximos meses.
Si no podía sostener él mismo un mosquete —pues en una batalla librada
dieciséis años antes había perdido el uso de una mano—al menos podría alimentar a quienes los
empuñasen.”
Así
comienza La leyenda del ladrón una novela amena, entretenida, de fácil
lectura que te engancha de la primera a la última página. Ambientada en la
Sevilla del siglo XVI, por sus páginas desfilan personajes de distinta
condición social como prostitutas, mendigos, nobles, espadachines, y un sinfín
de gentes entre las que destaca la figura de Sancho de Écija.
Creo, personalmente, que el mayor logro del autor es
conseguir una perfecta ambientación. Es sencillo imaginar al protagonista
viviendo sus primeros años en el orfanato donde lo deja el comisario de abastos
del rey que lo salva de una muerte segura; o recorriendo las calles de Sevilla
con su buen amigo el enano Bartolo; en la herrería de Dreyer, el herrero; o en
galeras con el negro Josué. Y, por supuesto, no falta la historia de amor con
una mujer nada convencional para la época, la hermosa Clara.
El autor, el periodista Juan Gómez-Jurado, ha publicado
otras novelas como Espía de Dios, Contrato con Dios y El emblema del
traidor. Además, me gustaría puntualizar la cercanía del autor con sus
lectores ya que se trata de un autor muy activo en las redes sociales y una
persona de carácter afable y campechano. Lo conocí personalmente en la Feria
del Libro de Madrid del año pasado y ya me sorprendió su amabilidad y
proximidad con todo lector que quisiera acercarse a charlar con él sobre su
obra.