El cuento de hadas que hoy os traigo, es una alegoría acerca de las creencias que algunas mujeres tenemos arraigadas tan profundamente, que sin darnos cuenta, han ido construyendo elevadas murallas de las que no sabemos o no queremos, poder escapar.
Es una búsqueda con camino hacia nuestro interior que nos acercará a la verdad, a nuestra individual y auténtica verdad, ésa que no tiene por qué ser, ni es, la misma para todos, pues nos pertenece tanto como nuestra propia identidad.
En muchos tramos de nuestras vidas, caminamos sobre las huellas que otros marcaron. Actuamos, pensamos y decimos lo que nuestros padres y maestros nos mostraron. Nos anclamos al camino trazado asumiendo que en las veredas solo podemos encontrar peligros e inseguridades. Asumimos los miedos y temores que otros dibujaron para nosotros impidiéndonos sin ellos saberlo, que nos convirtiéramos en exploradoras de nuestra propia vida. En dueñas de nuestras decisiones...
Muchas mujeres de nuestra generación, acatamos sin réplica lo que por nuestro bien otros decidían...
Hasta que un día (a veces pronto y/o a tiempo, y otras demasiado tarde), descubrimos que existen otros caminos que nadie cercano a nosotras transitaron. Son aquellos caminos que nos llevan a nuestro propio "yo", ése que aprende a elegir por sí solo responsabilizándose de sus equivocaciones y sus aciertos. En los que no consentimos que "otros", decidan por nosotras.
En ocasiones, como padres (los nuestros e incluso nosotros mismos como tales), inducen (inducimos), para que los hijos consigan aquellos logros que ellos no alcanzaron. Desean que sus experiencias nos (les), iluminen y valgan como libro de vida. Anulando en demasiadas ocasiones el crecimiento personal de los hijos. Neutralizando sus deseos, incluso creándoles ilusiones que lejos de serles válidas, les ayudan a ser infelices.
El cuento de Marcia Grad Powers nos muestra la llave para abrir los portones de nuestras propias murallas...
"(...)La felicidad es una elección. Una vez que se ha hecho la elección, debes practicar la felicidad lo mejor que sepas, aunque tengas que fingir hasta que lo consigas. Las acciones originan pensamientos, y éstos a su vez, condicionan nuestros pensamientos".
"(...)No se puede huir de los problemas al igual que no podemos deshacernos de nuestra propia sombra. Huir de algo no es la solución (...)"
"(...) El amor le hace a uno sentirse bien -dijo Doc-, Si no es así, no es amor(...) Si sientes dolor muchas más veces que felicidad, no es amor. Es algo más que te obliga a estar encerrada en tu propia cárcel, incapaz de ver que la puerta hacia la libertad está delante de ti abierta de par en par (...)".
"(...)Algunas personas tienen que llegar a tocar fondo para que quieran aprender a salvarse. Es más, incluso en esos momentos, los hay que siguen sin atreverse a intentarlo (...) A veces, debes renunciar a quedarte y comenzar a andar (...)la vida no viene con el certificado de garantía. Puedes aprovechar una oportunidad o dejarla pasar. (...)La única seguridad que existe es la de saber que uno puede cuidarse de sí mismo".
Estas citas son tan solo algunas de las muchas que podéis encontrar en este cuento de hadas que seguro, te ayudará a descubrir un poquito de tu verdad.
"Simboliza el viaje que todos hacemos en la vida a medida que separamos la ilusión de la realidad y descubrimos quiénes somos y cómo funciona ese milagro cotidiano que es la vida" (reseña de la editorial -Obelisco-).
"La princesa que creía en los cuentos de hadas", es una lectura sencilla y amena, de fácil y agradable lectura que se deja leer cómodamente mientras tomamos el sol en la hamaca (218 páginas), que se leen durante los "respiros" de un par de días para el descanso....